José Pariente, legado en la sangre
El relevo generacional y la excelencia son las características principales de esta bodega, que lleva 25 años perfeccionando sus vinos
Matemáticas arquitectónicas. Mientras conduces por la carretera que va desde Rueda a La Seca, el contraste entre el asfalto y los cultivos anejos nos da una idea de cuáles son las principales actividades económicas de la zona. Dorados como si del mismo sol se tratasen, los campos de cereal se intercalan con las plantaciones vinícolas, en las que los podadores peinan los sarmientos, preparando las vides para el nuevo año de cosecha. Y cuando crees que la estampa no puede ser más bella, la bodega José Pariente aparece ante tus ojos, alterando la tradición del entorno con la modernidad de su construcción.
Cuando avanzas por su entrada adoquinada, lo primero que te llama la atención es la fachada, pues toda la estructura está rodeada por unas curiosas mallas metálicas de distintas formas que parecen seguir un orden que, a simple vista, el visitante no termina de comprender. Y es que este singular ornamento responde a la secuencia matemática de Fibonacci, una sucesión numérica en la que cada número es la suma de los dos precedentes. De este modo, se ha trasladado esta serie al revestimiento de la bodega, siendo la apertura de los agujeros lo que diferencia las mallas como si fuesen los números. Una arquitectura matemática que no deja indiferente al visitante.
Ya en la bodega, un espacio amplio y acristalado, la entrada a su tienda atrae al turista a aventurarse en ella, ya que la elegancia del espacio queda relegada cuando observas el panel fotográfico que separa esta sala de la entrada a las naves de elaboración. Foto a foto, la historia de la bodega va tomando forma. Desde el abuelo José Pariente, un conocido viticultor que vendía sus elaboraciones en un pequeño negocio en la localidad de Rueda, hasta llegar a Victoria Pariente, su hija. Una mujer emprendedora que no se achantó ante un mundo de hombres, y en 1998 puso en marcha la bodega que llevaría el nombre de su padre, como homenaje tras el fallecimiento de este. Victoria tenía formación como química y enóloga y, por aquél entonces, trabajaba en la Estación Enológica de Castilla y León. Al morir José, decidió tomar el testigo de su padre y sus viñedos para formar un negocio más profesional, que tuviera como filosofía elaborar vinos de calidad y con capacidad de guarda, siempre ligados a la excelencia y a la innovación. Su hija, Martina Prieto Pariente, actual gerente y directora técnica de la bodega, cuenta lo «complicado» que fue para su madre entrar en un mundo tan masculino, pero que al ser una mujer «de carácter fuerte» no dejó que nadie truncase su sueño de llevar el legado de su padre a lo más alto.
Búsqueda de la excelencia
A través de un laberinto de depósitos llegamos hasta una nave muy especial, y es que aquí se elabora el vino más icónico; José Pariente Verdejo, un monovarietal de la variedad verdejo con el que comenzó Victoria y que hoy sigue siendo su sello de identidad. Y es que este vino posee un proceso de vinificación único: la primera diferencia es que no sólo se elabora con uvas de viñedos nuevos, sino también de los antiguos; además, una vez que se ha extraído el mosto de las bayas, se vuelca en tres depósitos de diferentes materiales (acero inoxidable, hormigón y fudre de roble francés), donde arranca la fermentación alcohólica y pasa cuatro meses en contacto con sus lías; y por último, el resultado se vierte en un tanque de acero inoxidable, donde se unifican los mostos de todos los depósitos. Todo ello en la búsqueda de la diferencia y de hacer vinos «más complejos y con distintas estructuras».
‘La sacristía’ es la siguiente parada en la visita, y no, no se trata de una capilla, ni tiene relación con el ámbito religioso, sino que es el nombre con el que denominan el dormitorio de botellas. Una sala destinada a la guarda en la que, a través de estantes de gran tamaño se conservan, unos sobre otros, vinos de todas las añadas que se han producido. Desde 1998 hasta 2020 y por orden cronológico, la tranquilidad de sus estanterías guarda los secretos y las historias de cada uno de los vinos que elabora la bodega: José Pariente Verdejo, José Pariente Sauvignon blanc, Fermentado en Barrica, Finca las Comas, Cuvée Especial y Apasionado.
«Para nosotros es imprescindible saber de qué partimos incluso antes de vendimiar, por eso hemos dotado al laboratorio de equipos potentes que nos dan mucha información para saber en qué podemos mejorar»
Si fijas la vista en cada agrupación de botellas y en sus homólogas, las diferencias entre unas y otras se pueden atisbar fácilmente. Como el buen vino evoluciona favorablemente, también lo hacen sus embotellados, y no solo en forma, sino también en el etiquetado. Para apreciar mejor la diferencia se puede comparar la etiqueta de la primera añada con la de la última y, como Martina señala, no son solo los colores y las filigranas doradas, sino que «el primer diseño lo hizo mi padre con un carboncillo y a mano alzada, que luego se mejoró en imprenta, y solo lo hemos modificado una vez en 25 años». «Lo único que no modificamos fue la tipografía del nombre», ya que ser leales a sus orígenes es muy importante para esta familia.
En cuanto a sus vinos más atípicos: Fermentado en Barrica, Finca las Comas y Cuvée Especial, nos sumergimos en su vinificación entrando en una nave contigua, en la que barricas de diferentes tamaños presiden la escena. Estos vinos tienen una singularidad, y es que las uvas con las que se elaboran provienen de los viñedos más antiguos de la familia; 1960, 1924-1926 y 1910, respectivamente. «Viñedos que eran propiedad de mi abuelo y que se encuentran en la zona este de la Denominación de Origen, donde el suelo es más arenoso, en contraposición con el canto rodado de este territorio». Martina explica que la apuesta por la innovación y por estar siempre al día de las últimas tecnologías es una de sus improntas, ya que los blancos necesitan «mayor inversión en tecnología» por su delicadeza. Asegura que el control del frío y el oxígeno durante toda la elaboración es «muy importante», por lo que evolucionan continuamente en estos aspectos. «Para nosotros es imprescindible saber de qué partimos incluso antes de vendimiar, por eso hemos dotado al laboratorio de equipos potentes que nos dan mucha información para saber en qué podemos mejorar».
Tercera generación de emprendedores
Dicen que, de abuelos y padres gatos, hijos michinos. Y es que en esta familia el emprendimiento es un legado que llevan en la sangre ya que, por si fuera poco coger el testigo de la bodega que puso en marcha su madre, Martina y su hermano Ignacio iniciaron en 2013 un proyecto propio, abriendo las puertas a un nuevo nicho de mercado en su familia; los tintos.
«Muchas veces parece que por encontrarte en una zona determinada el tipo de vino que tienes que elaborar está condicionado, así que nosotros rompimos con lo establecido y comenzamos la búsqueda de nuestra identidad en tintos; Bodegas Prieto Pariente». Una iniciativa que trajo consigo una vuelta al mundo a través del vino en busca de los matices perfectos. Tras los comienzos en una bodega subterránea, «muy romántica», en La Seca, decidieron llevar la nueva empresa cerca de sus orígenes, una pequeña edificación cercana a la bodega de José Pariente y en la que se elaboran los vinos provenientes de viñedos de toda Castilla y León; los tintos La Provincia y El Origen llegan desde Valbuena de Duero, Mucientes y Pedrosa del Rey; y Los Confines de Cebreros y San Bartolomé de Pinares (Sierra de Gredos); y el guiño a sus orígenes, el blanco Voignier de Prieto Pariente de La Seca.
Secretos bien guardados
Cada paso que das por la bodega José Pariente es una fusión entre lo moderno y lo clásico, entre la tradición y la innovación y entre el negocio y la familia. Un ensamblaje que, al regresar a la carretera, te hace pensar en que la mezcla de aspectos contrarios hace posible el maridaje perfecto.
En cuanto a los proyectos a largo plazo, el futuro de José Pariente pasa por que todas sus vinificaciones consigan el sello de vino ecológico, una identificación con la que ya cuentan cuatro de sus vinos y que pretenden extender al resto. Además, este objetivo se suma a sus elaboraciones experimentales y a una pequeña sorpresa que llegará este año con la celebración de su 25 aniversario. Secretos y proyectos que, por el momento, seguirán guardados entre los muros de su arquitectura matemática.