El teatro, una forma de exponerse sin tapujos

El teatro, una forma de exponerse sin tapujos

Las compañías teatrales amateur de la zona han hecho de este arte una parte fundamental en su vida, y comparten con los espectadores de los municipios de alrededor su amor por las tablas

Desde su origen en la antigua Grecia hasta nuestros días, el teatro ha supuesto una forma de expresión diferente, una manera a través de la cual contar historias, transmitir sentimientos con todo el cuerpo y con la voz como vocal de los mismos. Desde Tespis, padre del drama y la actuación, hasta los actuales actores, las formas de presentarse en las tablas han cambiado, pero el objetivo no. Por eso, tanto para los profesionales como para aquellos que lo hacen por amor al arte, el teatro es y será una forma de exponerse al mundo sin tapujos.

Tal es la relevancia que ha alcanzado esta disciplina de las bellas artes que, como muchas antes que ella, en 1961 consiguió proclamar su propio día mundial a través del Instituto Internacional del Teatro, de tal forma que el 27 de marzo los aficionados a este universo de las máscaras, los cambios de personalidad y los telones brindan por lo que representa este entramado mundo para la cultura internacional.

En la zona, esta manifestación de talento se ve reflejada en las compañías teatrales que se han creado a lo largo de los años en los diferentes municipios, todas ellas con la intención de unir a los vecinos amantes de la actuación y poder dar rienda suelta a su pasión en los escenarios de los pueblos aledaños. Ejemplo de ello son la Asociación Cultural Nava Teatro ‘Bambalinas’, de Nava del Rey, ‘El Racimo’, de Serrada, y ‘Francachelas’, de Olmedo, quienes recorren la provincia con sus montajes amateur sin otro afán que el de disfrutar del arte al tiempo que hacen lo propio con los espectadores.

Sin formación previa en interpretación o, al menos, no todos ellos, las tres promueven la actuación como una manera de expresión y vía de escape de la realidad, y con total entrega, declaman los textos que previamente han aprendido y ensayado para que el mensaje de los mismos llegue de forma clara a la platea.

Los actores son tan variados como sus repertorios, y desde los más jóvenes a los más mayores, todos ellos ofrecen a los espectadores una puesta en escena única y con una dedicación tan grande que, si ellos no lo cuentan, es difícil saber que no son profesionales.

Bambalinas –que nació como una actividad extraescolar- actualmente es una agrupación en la que sus jóvenes actores se atreven con todo, incluso con los musicales más de moda en el panorama nacional, como son ‘La Bella y la Bestia’ y ‘El rey león’, pero es que no se queda ahí, ya que el afán por la actuación de los escolares prendió la chispa en los adultos, de manera que a los infantiles se suman también los del grupo de adultos, creando una oferta escénica diversa y para todos los públicos.

Su directora y también actriz, Isabel Viña, afirma que para ellos el teatro es «una forma de crear espectadores al tiempo que se pierde la timidez, y un impulso para el aprendizaje general de la vida», una filosofía que se ve, según dice, en la cotidianeidad de sus actores, quienes extrapolan el desparpajo que derrochan en las tablas en su día a día.

Rebeca Sastre: «Hay que dar más visibilidad al teatro amateur, porque es admirable»

Por su parte, El Racimo y Francachelas están compuestas en su totalidad por adultos, pero también con sus particularidades, ya que la primera cuenta con un elenco variado en cuanto a género, pudiendo enfrentarse a obras con todo tipo de personajes, mientras que la segunda está integrada –en la actualidad- por una mayoría de mujeres, lo que limita los montajes con papeles masculinos, pero que no para los pies de esta agrupación a quien no se le pone nada por delante.

Rebeca Sastre, de la compañía serradeña, explica que son «una gran familia unida por una pasión común» y que eso les hace ser un «gran equipo», por ello, aunque admite que en ocasiones el coincidir en los ensayos es complicado debido a que cada uno tiene un trabajo y una vida fuera del teatro, «nos volcamos en dar todo de nosotros mismos, estudiar los papeles en casa en nuestros ratos libres y seguir formándonos en interpretación».

Charo Arranz, de Francachelas, admite que para ellos «la actuación es una vía de evasión que viven con total dedicación» y que aunque no tienen conocimientos previos en la materia, «nos encanta ver mucho teatro para aprender de los profesionales; cómo se mueven, hablan y la manera de actuar. Eso es un gran aprendizaje para nosotros».

Así, desde su creación, las tres han experimentado una evolución considerable que se proyecta en sus presentaciones y en la dificultad que entrañan las funciones.

Se abre el telón

Preparación autodidacta. Esa es la premisa de este trío escenográfico, pues aunque alguno de ellos cuenta con personas más entendidas, la mayoría son aficionados y sus conocimientos interpretativos surgen más del corazón que del saber.

A la hora de elegir las obras, coinciden en la metodología, pues todas ponen en común las posibilidades, para después leer los libretos entre todos y de ahí ver quién va a poner voz y rostro a cada uno de los personajes. Sobre esto, Arranz apunta que, en su caso, al ser mayoría de mujeres, «es más complicado buscar montajes que sean únicamente femeninos y que se adecuen a nuestros gustos», aunque añade que siempre lo consiguen.

Isabel Viña: «El teatro es un impulso para el aprendizaje de la vida»

En cuanto a las temáticas que abarcan son muy variadas entre sí, pues en Bambalinas el gusto es totalmente ecléctico, y según admite Isabel, «nos atrevemos con todo». «Hacemos comedia, drama, incluso algún ensayo, además de los musicales con los pequeños, pero siempre intentamos que sean obras con un mensaje social».

Rebeca comenta que en Serrada son más partidarios de los montajes contemporáneos, pero también comedias como vodeviles y algún que otro drama. Mientras que en Olmedo no tienen un límite como tal. «Hemos hecho muchos clásicos, como ‘El Caballero de Olmedo’ de Lope, ‘El gran teatro del mundo’ de Calderón o ‘Abre el ojo’ de Rojas Zorrilla, pero también composiciones modernas como ‘Mujeres de boda’ o ‘Seis mujeres’». Sin embargo, Arranz añade que desde hace un tiempo evitan los dramas porque, según dice, «como están las cosas ahora bastante drama hay», así que se centran en la comedia de todo tipo. «Mientras podamos vamos a intentar seguir haciendo reír, aunque sea un poquito».

Todas ellas tienen en común que su nicho de actuación son sus propios municipios y aquellos que están alrededor, y aunque las tres se han presentado y ganado la Muestra Provincial de Teatro –organizada por la Diputación de Valladolid-, y estrenado en el teatro Zorrilla, tienen claro que los auditorios y salas culturales rurales son sus mejores escenarios, así como su público.

Desde su experiencia, las tres conciben que, en interpretación, el consejo más importante para ser un buen actor es creérselo y saber improvisar, pero también ser constante, tener mucha seguridad y personalidad, y ante todo, amar el teatro.

¿Original o adaptado?

En cuanto a los guiones, las ideas son bastante contrapuestas, pues en El Racimo y en Bambalinas son partidarios de adaptar los textos, por un lado para modernizarlos y por otro en función de la persona que vaya a interpretar a cada personaje. Sastre comenta que al leerlo se imaginan quién puede hacer cada papel, al terminar lo ponen en común y, «la mayoría de las veces», aciertan en sus predicciones. Por su parte, Viña explica que durante la lectura ven como cada persona acepta el personaje. «La forma de expresarse a la hora de analizar el guion puede sacar en un 90% el actor que va a interpretar el papel, porque se ve si se empatiza más o menos y luego se adapta a la personalidad de cada uno».

En cambio, Charo señala que ellos son partidarios de mantener los originales y que, en todo caso, cambian o ajustan algunas frases o diálogos «porque de otra manera no serían políticamente correctos». Y aunque también hacen una lectura previa del libreto, tienen formas muy diversas de repartir los papeles: unas veces al azar, otras por sorteo, en ocasiones lo han escogido ellos y otras es el propio director quien se encarga de hacerlo.

Lo que sí que han adaptado es el número de figuras que aparecen en la obra, pues debido a su reducido número, «a veces hemos tenido que fusionar dos personajes en uno», una costumbre que no se repite en las otras compañías, ya que en ambas sus actores están dispuestos a cargar a su espalda varios personajes, pues coinciden en que, «como somos nosotros quienes acondicionamos los guiones, no hay problema a la hora de aprenderse varios papeles, ya que construimos desde cero a los personajes».

Y lo que ocurre con los guiones se refleja también en los decorados y el vestuario; unos lo mantienen, otros lo modernizan, y algunos incluso mezclan pasado y futuro, todo ello para que cada escenificación tenga la seña de identidad de cada una de ellas.

Sobre las tablas

El trío ya está trabajando en sus próximos proyectos, sin dejar de lado los pasados, ya que los bolos no terminan y como Isabel Viña apunta, «cuando eres actor te pareces a la maleta de la Piquer», y mientras organizan las nuevas representaciones aún tienen que subirse a las tablas con las anteriores.

Charo Arranz: «Esto es vida, y vamos a seguir intentando hacer reír y disfrutar»

En este sentido, Bambalinas –que suele tardar en preparar un montaje alrededor de cinco meses- se encuentra en el momento de preparación del libreto de ‘Cinco horas con Mario’, de Miguel Delibes, una adaptación «muy interesante y a dos voces que saldrá adelante este año», reseña. El Racimo –quienes montan entre marzo y noviembre- aún no ha decido su espectáculo, pero tienen muchas propuestas sobre la mesa que les gustaría llevar a escena; y  Francachelas se encuentra en una situación similar a la compañía serradeña, pues aunque sí que han elegido su obra, por ahora no quieren adelantar nada, porque podría cambiar. Eso sí, Arranz adelanta que a pesar de que el desarrollo suele tomarles entre uno y dos años, «esta vez queremos tenerlo listo para finales de año, pero todo se verá».

A su manera, cada compañía celebrará este mes el Día Mundial del Teatro, unos brindando y otros actuando, pero lo que tienen claro es que este tipo de arte «es vida» y es «una manera muy bonita de hacer disfrutar a la gente». Por ello, manifiestan que se le debería de dar más visibilidad y amplitud al teatro amateur, ya que «es admirable como las personas que se dedican a ello compaginan sus trabajos y su vida personal con los ensayos y las actuaciones».

En definitiva, tres maneras diferentes de ver el teatro; tres métodos variados de transmitirlo; tres modos distintos de disfrutarlo; pero, sobre todo, tres formas iguales de amarlo.