Túneles y puentes ferroviarios, una ruta a todo tren

Túneles y puentes ferroviarios, una ruta a todo tren

De Salamanca a Portugal, el itinerario de la Fregeneda recorre un total de 20 túneles y 10 viaductos del siglo XIX que evocan la historia del transporte y la valentía de aquellos que los construyeron

Cuidado dónde pisas. Escucha. Bajo el silencio que forma el eco entre montañas, sobre altas plataformas de madera y metal suspendidas en el aire aún resuena en el viento el golpeteo de picas y martillos, explosiones de dinamita y las risas de aquellos hombres que dieron su vida por erigir estas obras de la ingeniería. El Camino del Hierro, o la ruta de túneles y puentes ferroviarios de Salamanca, es la conjugación de parte del arte arquitectónico y la movilidad del siglo XIX; la que fuera la primera conexión comercial por tierra entre España y Portugal marcó el inicio de la modernidad en este campo, y hoy, declarado Bien de Interés Cultural, recibe a miles de personas que recorren los tramos que un día transitaron las grandes locomotoras.

La unión entre cielo, agua, tierra y metal no sólo anexionó ciudades, sino elementos que no suelen concebirse en conjunto, puesto que casi rozando el cielo, sobrevolando el curso de los ríos, atravesando la tierra con puño de fuego y encauzando railes de metal, los trenes se convirtieron en una especie de ‘súper vehículos’ que podían surcar los mares montañosos, atravesando las empedradas olas a través de los túneles horadados en la roca y que transportaban tanto pasajeros como mercancías de un lugar a otro, consiguiendo algo que los coches sólo podían soñar.

De esta forma, los humanos desafiaron a una orografía casi infranqueable para construir uno de los trazados ferroviarios más singulares de todo el mundo, y en 1887 se inauguró la primera línea con la salida simultánea de dos trenes, uno desde Portugal y otro desde Salamanca, para encontrarse en el puente internacional que hoy pone colofón al Camino del Hierro.

En total, 20 túneles y 10 puentes que configuran una vía férrea que actualmente se ha acondicionado para uso turístico y que descubre ante los viajeros la penumbra de galerías abiertas en la peña, el vértigo de los viaductos que coronan desfiladeros imposibles y las vistas de paisajes únicos.

Viaje entre vías

En la estación de Valdenoguera, donde un blanco y amplio edificio abandonado recibe a los turistas, y donde antaño el ir y venir de individuos y mercancías se mezclaba con el silbido de los gigantes metalizados, se sitúa el punto de partida de esta aventura a través del tiempo, la historia y el recuerdo de quienes la cimentaron, invitando a quien llega a sus pies a vivir una experiencia de contrastes y sensaciones a través de un itinerario que transcurre a la vera de increíbles cortados y del cauce del río Águeda hasta desembocar en el Duero, siendo este el único muelle fluvial de Castilla y León.

Al poco tiempo de emprender el trayecto, el primer túnel se abre ante ellos como una imponente boca de lobo que a muchos puede impresionar, por ello, antes de iniciar la travesía se recomienda hacerse con una linterna y los enseres necesarios de exploración. Parados frente a la gruta deben adentrarse en ella y sus más de 1.500 metros de longitud –siendo este el túnel más largo todos-, atravesando bajo tierra la carretera que va de Salamanca a Barca D’Alva.

Una vez fuera comienza un camino en suave pendiente que los lleva a los siguientes puntos clave de la ruta, como es el Puente Morgado, con 21 metros de largo y 20 de altura –entre los túneles dos y tres- o el Puente de Poyo Rubio, de 133 metros de longitud y 25 de alto, localizado entre los dos siguientes corredores.

Las zonas vertiginosas se encuentran al superar el pasillo número doce, nombrado de ‘Los Llanos’, ya que en este punto el arroyo discurre a gran profundidad, y para cruzarlo es necesario pasar por un puente erigido a 60 metros, pero este no es el único que se alza a tanta altura, ya que al llegar al arroyo de los Poyos se debe atravesar otro a 50 metros para, a continuación, dar paso al túnel de La Porreara, de 329 metros de longitud.

Y cuando el trayecto va llegando a su fin, el arroyo de las Almas –el último del viaje- se cuela entre las montañas, descubriendo un viaducto metálico de 132 metros de largo que los lleva a confluir con la carretera de Salamanca a Barca D’Alva y, acto seguido, dar con el túnel final, el del Muelle, que los conduce hasta el paso del Águeda, en la frontera con Portugal, donde un transporte los devolverá al punto de partida.

Es importante extremar las precauciones a la hora de cruzar los puentes y pisar siempre sobre las zonas de metal y no sobre las partes de madera, ya que aunque hay tramos que están restaurados, las estructuras son las originales, por lo que hay tener cuidado. Asimismo, en las pasarelas laterales hay vallas a las que poder asirse y desde donde disfrutar del paisaje con seguridad.

Parque Natural

El Camino del Hierro está ubicado en el parque natural de Arribes del Duero, un espacio de calidad ambiental declarado Reserva de la Biosfera donde el Duero y sus afluentes se han abierto paso a través de grandes cañones fluviales con condiciones climáticas mediterráneas. Además, el cauce del río Águeda, paralelo a la ruta, constituye un hábitat de aves rapaces singulares como el águila real y perdicera, el alimoche o el buitre leonado.

Pero la fauna no se limita a estas aves diurnas, sino que en la oscuridad del túnel número tres los visitantes pueden encontrar uno de los valores medioambientales más relevantes del entorno, ya que una colonia de 12.000 murciélagos –la más importante de la Península Ibérica- descansa y se reproduce en su interior. De hecho, durante los periodos de cría, a principio de verano, el túnel se cierra para que los animales puedan estar tranquilos, y se desvía a los turistas por un sendero alternativo que lo rodea mediante 60 metros de desnivel que entrañan cierta dificultad para los excursionistas.

De esta manera, el entorno, junto a la memoria de los titanes que rompieron las barreras entre montañas y ríos uniendo dos países con una historia común a través de ellos, hacen de esta una de las rutas más especiales y más vivas de la Comunidad.