Crónica de… ‘Reynas’ del Palacio Testamentario
El escape room organizado por la empresa Aster Magonia pone a prueba cada domingo la destreza y la capacidad detectivesca de aquellos grupos que se atreven a entrar en este juego en el que sesenta minutos parecen un suspiro cuando quedar atrapado es la alternativa
Una hora. Ni un minuto más es lo que tienen los jugadores de un escape room para salir de la habitación. Con la tensión de una contrarreloj en la que la única diferencia con una serie policiaca es que no hay una bomba a punto de explotar, los participantes de estas actividades tienen que poner todos los sentidos a trabajar para, enigma tras enigma, conseguir resolver los acertijos y encontrar la forma de salir de la sala.
En Medina, los domingos son días de rompecabezas, y el Palacio Real Testamentario es el lugar en el que se dan cita los aficionados a poner a prueba sus capacidades deductivas. Con el nombre de ‘Reynas’ y de la mano de los profesionales de Aster Magonia, los ávidos aventureros pueden sumergirse en la historia de esta residencia de reyes mientras se enfrentan a sus conocimientos, a la lógica y a los interrogantes que el juego les presenta.
Desde hace año y medio y con uno de los elementos patrimoniales más importantes de la Villa de las Ferias como telón de fondo, amigos y familias llegan el último día de la semana a la localidad –en grupos de no más de seis personas y en dos turnos- para tomar partido en uno de los entretenimientos que están más de moda en la época invernal; el escape room.
Esta actividad, que promueve no solo el ocio, sino también el trabajo en equipo, acoge a gente de todas las edades, aunque según admiten desde la organización, los jóvenes son los principales usuarios que se atreven a enfrentarse a los acertijos que la reina por excelencia, la más importante en este juego y en la localidad, les propone. Sí, hablamos de la reina Isabel I de Castilla, quien se encarga de guiar a aquellos que han decidido encerrarse en el Palacio sin saber cómo van a poder salir.
De este modo, mediante los mensajes encriptados de la monarca, los participantes tienen que ponerse de acuerdo y organizarse para buscar pistas que les ayuden a descubrir los secretos y la forma de continuar el camino de escape. Isabel será la encargada de dar la bienvenida a los aventureros, guiándolos por el camino a través de las tres salas que componen el juego y que los llevarán en un viaje por los distintos acontecimientos que han tenido lugar en el Palacio o que están relacionados con él; algunos de la época de la reina, otros anteriores y otros posteriores. Un compendio de entuertos rodeados de atrezo y elementos históricos que envuelven la actividad en un ambiente muy especial.
Sin embargo, salir no es tarea sencilla, pues demasiadas mentes pensando al mismo tiempo puede ser una cosa buena, pero también mala, y las anécdotas que atesoran los trabajadores se cuentan por decenas, ya que ellos, desde una posición privilegiada y en el exterior, ven cómo los jugadores avanzan en su investigación y, cuando se estancan, les asesoran para continuar.
Desde su postura de maestros del juego ellos les aconsejan no ir todos a resolver la misma pista, sino repartirse las tareas y luego poner en común lo que han encontrado, pero en situaciones de estrés todos tendemos a asumir la mentalidad de rebaño, y ni si quiera las recomendaciones de quienes saben nos sacan de nuestro empeño.
Pero el tiempo apremia y, en estos casos, es importante que alguno de los miembros del grupo tome la iniciativa de ser el líder y divida los quehaceres para que la cuenta atrás no los sorprenda, pues la presión del reloj puesto a la inversa hace que los nervios se apoderen de los grupos, y según cuentan los maestros de juego, en ocasiones, algunos intentan buscar atajos «fuera de la ley» o demostrar a toda costa que tenían razón a la hora de resolver enigmas. «Los de ciencias se ponen a recitar la tabla periódica y los de letras leen todo lo que se encuentran a lo largo del recorrido», apuntan risueños, y añaden que «todo va en la personalidad de cada participante».
Así, jóvenes y mayores disfrutan de esta actividad cada semana, sin importar si son expertos o neófitos, pues el único requisito para poder jugar es tener ganas de pasar un buen rato, de descubrir la historia y, con los ojos y la mente muy abiertos, buscar a través de los rompecabezas planteados las llaves que abren la puerta final.