Crónica de… Ácida Liss, la picardía y elegancia de un drag queen

Crónica de… Ácida Liss, la picardía y elegancia de un drag queen

Jonathan Calleja lleva dieciocho años bajo las pestañas y pelucas de Ácida Liss, dándole al personaje el carisma y la rapidez mental que lo caracterizan y haciendo de sus espectáculos actuaciones únicas para todos los públicos, porque como a él le gusta decir «somos artistas con un show versátil y completo que busca divertir y emocionar a todo tipo de personas»

Descarada, pícara, risueña, con un toque mordaz y una singular elegancia. Así es Ácida Liss, el personaje bajo el que se encuentra Jonathan Calleja. Esta drag queen afincada en Íscar lleva «dando caña» dieciocho años, entreteniendo y asombrando con sus originales espectáculos y su sagacidad a la hora de interpretar su papel. Calleja cuenta que el esculpir a Ácida ha sido un proceso de crecimiento a través de los años y que tras los brillos, las pelucas y el glamour se encuentra un hombre sencillo y trabajador al que no le gustan las etiquetas y que disfruta haciendo reír y emocionarse al diverso público que asiste a sus shows.

¿Cuál es la historia de Ácida Liss?

La historia de Ácida es muy sencilla. Por aquel entonces vivía en Valladolid y pasé por un bar que se llamaba Libertad 3, en el que hacían espectáculos de drags queens y yo me preguntaba qué era aquello. Todos los domingos hacían un concurso que se llamaba ‘Entiende Mary’, en el que actuaba un drag llamado Mary Popper y que me dijo si quería probar, entonces me animé y desde ese día arranqué mi carrera.

¿Por qué Ácida Liss?

Comencé llamándome Pamela Metazos, porque me tenía que poner un nombre rápido y que fuera llamativo. Después cambié a Ácida González y a medida que me fui haciendo más conocida por Valladolid y, de alguna manera, haciéndome más profesional, me puse Ácida Liss.

El nombre tiene un doble sentido. El primero es en honor a Agatha Liss, una antigua actriz y vedete de aquella época de Valladolid, y el segundo por la flor de liss, y de esa manera confeccioné un nombre en un punto intermedio entre lo ácido y lo elegante.

¿Qué es lo que tiene el mundo del drag que te enganchó?

Es todo. Es como un veneno. Ser drag es una diversión constante, aunque también hacemos llorar y emocionarse. Al principio lo que más te llama la atención son los maquillajes, las pelucas, los tacones… pero luego te vas entregando poco a poco y te das cuenta de que es algo que te recarga las pilas a través de la energía que te da la gente, las risas, la diversión, las tablas que aprendes y la seguridad, anímica y personal, que te da ese personaje. Y cuando vas cogiendo fama la gente te respeta no sólo por la apariencia en cuanto a vestidos, maquillajes o demás, sino por lo currado que está el personaje, y eso es un chute de energía, porque un drag queen es un artista, no un maricón pintado.

La creación del personaje al final es complicada, ¿qué tiene Ácida de Jonathan y qué tiene Jonathan de Ácida?

Ácida de Jonathan tiene, principalmente, el envase, pero también su rapidez mental y el conocimiento de la gente. Jonathan es una persona que en cualquier sitio que te vea te va a poner una sonrisa, porque soy una persona abierta y cercana y eso a Ácida le viene bien para enterarse de los trapujos de unos y otros, hacer de ‘recolector cotilla’ para luego poder dar un poco de caña. También cuenta con sus vivencias y experiencias, que luego se modifican y exageran y haces un pequeño monólogo cómico. Y Jonathan de Ácida su experiencia en los escenarios, porque si no fuera por ella Jonhy Calleja como artista no se hubiera atrevido a salir a los escenarios, y el rodaje que tiene Ácida ha sido el impulso que le faltaba a Jonhy para animarse a salir.

«Un drag queen es un artista, no un maricón pintado»

¿Cómo ha sido la evolución de Ácida Liss estéticamente?

Ha evoluciona bastante, porque cuando empecé, que actuaba en bares muy pequeños, en noches de cabaret y ganaba muy poco, no me daba para comprar muchas cosas, así que tiraba del vestido de uno, la falda de otra y así me tiraba al escenario. Yo empecé con una peluca de rastas, y al final vas cambiando, te compras tu peluca nueva y luego el maquillaje va según las modas. Y ahora hay muchas más facilidades, porque en mis inicios muchos productos no existían en Valladolid y me lo traían de Madrid, Barcelona o incluso París. Este es un trabajo que para que te salga rentable hay que invertir, y si tienes muchos bolos todos los años tienes que hacer nuevos vestuarios, nuevas pelucas, nuevos peinados y estar siempre al día y dar al público algo nuevo.

¿Has tenido o tienes algún referente drag que te inspire?

En Valladolid tuve como referentes a las personas con las que fui actuando y que tenían más experiencia, como Mary Popper, Anirexia o Miss Yuli, que era la dueña que regentaba el 1900, una mujer transexual que siempre le dio a la ciudad color y normalidad. Pero donde más referentes he tenido ha sido en Santander. Allí conocí a Oki, Gorka, Sally Show, Rocío Ventura, que me dieron pautas como que todos los días tenía que leer prensa, escuchar radio, y televisión para estar al día con las noticias y así poder meter en el show datos de actualidad; también que aprendiera números de revista, porque te dan la agilidad para introducir algo más en el espectáculo, como lentejuelas, plumas, tocados… Pero el consejo por excelencia fue que tenía que ser una artista variada y no centrarme un único estilo.

Como dices, lo que llama mucho la atención del mundo drag es la capacidad que tenéis para haceros esos maquillajes de fantasía. ¿Cómo aprendiste tú?

Todo autodidacta y a través de prueba y error y trabajar cada día por mejorar y si ves una foto del comienzo y una de ahora no tiene nada que ver. Además, los tipos de maquillaje han ido cambiando con el tiempo, como el grosor de las cejas, que antes eran muy, muy finas y ahora son más gruesas o las sombras de los ojos.

¿Cuánto tardas en hacerte un maquillaje? ¿y en quitártelo?

Entre dos horas y dos horas y media en hacerlo y aproximadamente una hora en retirarlo. Luego depende del día y del tiempo le pones más o menos detalles, brillantes, lentillas, etc.  

Algo que caracteriza tus actuaciones es la versatilidad de las mismas, tan pronto versionas una copla y la conviertes en una canción picantona como cantas una canción infantil, ¿cómo preparas un espectáculo tan variado?

Se preparan con mucho mimo. Puedo aprender una canción de cantajuegos para que los niños estén distraídos y en un momento dado se sientan dentro del espectáculo. Otras veces me piden canciones del espectáculo de Jonhy Calleja y, aunque el espectáculo de Ácida sea hacer alguna canción, un par de playbacks, canciones participativas o piruetas, si a ellos es lo que les gusta, yo no tengo ningún problema en hacer una mezcla y englobar los gustos de todo tipo de personas.

Yo soy una de las personas que, como llevo a mi pareja como técnico de sonido y me conoce muy bien, sabe perfectamente que en el espectáculo le puedo volver loco. Voy con un orden, y si veo que hay mucho niño, o público más mayor, mentalmente cambio el espectáculo en ese momento y él me capta enseguida y se amolda al cambio instantáneo. Y no sólo cambio las canciones o el orden, sino también el lenguaje que en utilizo.

¿Dónde sueles actuar?

En todo tipo de eventos. Es un espectáculo que puede cuadrar en cualquier situación. Bares de noche, cenas en restaurante, residencias, plazas de pueblo, despedidas de soltera, bodas o como maestra de ceremonias de algún evento.

¿Tienes alguna otra ocupación además de la actuación?

Soy electricista junto con mi pareja y ponemos placas solares.

¿Cómo compaginas las dos cosas?

Yo me encargo de la parte de espectáculo y tengo mi propio estudio donde preparo, en los ratos libres, los nuevos números. En el otro trabajo es mi pareja, Víctor, quien organiza las fechas para que yo pueda hacer lo mío y no se me solape. Pero hay veces que por la mañana estoy subido a un tejado, luego voy directo a maquillarme y de ahí a actuar. Quizás en invierno es cuando más tiempo dedico a los ensayos y a preparar el show y en verano me lanzo a la piscina y que sea lo que tenga que ser. Y luego hay que añadirle un extra más, que es nuestro hijo, y que tenemos que organizarnos también para compaginar todo eso con él.

¿Crees que ahora mismo la sociedad tiene mucho más aceptado al colectivo LGTBIQ+?

El tema de LGTBIQ+ se está poniendo un poquito fastidiado porque estás dando pie a esos grandes enemigos, esas personas que tienen esa mentalidad un poco más antigua y conservadora a que necesiten clasificarte de lo que eres o no eres con tantas etiquetas. Al final eso lo que hace es retroceder en el tiempo y que mucha más gente esté con el arco y las flechas juzgándolo todo. Porque tú quieres normalizarlo todo pero no lo estás haciendo de una forma correcta. Yo he trabajado con esa gente que ha vivido en una época en la que sí que han estado reprimidos, escondidos en armarios y que han tenido que salir corriendo de una discoteca en la que les mataban a palos por actuar en lo que les gustaba. Y esas personas lo único que querían era un mundo sin etiquetas, de personas humanas que se respetasen los unos a los otros sin importar con quién se acostasen o lo qué hicieran con su vida.

En mi caso hago una vida muy normal y en un pueblo, que según dicen es la gente más cerrada y no es así. Llegamos a Iscar hace seis años, llevamos una vida lo más normal posible, con nuestro trabajo, las actuaciones, paseamos con nuestro hijo y nadie dice nada porque llevas tu vida respetando a todo el mundo. Al final tanta etiqueta está complicando más la vida del colectivo, porque lo que hay que hacer es vivir con normalidad.

«Si representase a España en Eurovisión lo haría como Ácida Liss»

¿Cómo crees que influyen los programas de televisión sobre drags para la visibilización del colectivo, como por ejemplo Drag Race? ¿Son representativos o se parodian?

Opino que es un formato americano que a un drag español le puede perjudicar más que ayudar. Aquí el transformismo es algo único, porque hace comedia, monólogo, playback, directos, baile… es una cantidad de disciplinas en una que eso en ese tipo de programas no se valoran porque sólo admiran los desfiles y la estética o cosas menos importantes como saber coser, y no eres menos artista por no dominar una labor porque igual eres increíble en otro aspecto. Está bien, pero sólo representa a los que pagamos la plataforma en la que lo emiten para verlo.

Sí que es cierto que ahora hacen un formato que se llama ‘El gran hotel de las reinas’ que cuando termina la temporada se lleva por los teatros haciendo unos números más espectaculares y ese sí que es drag español, con artistas de mucho talento y que hacen numerazos. Pero aun así se necesita más visibilidad televisiva y hacer ver que es una profesión que se tiene que respetar más.

¿Qué le recomendarías a alguien que esté empezando a interesarse o que quiera meterse al mundo del drag?

Habría que animarle y darle buenos consejos. Que se guie de sí mismo en preparar bien un espectáculo y, si quiere dedicarse a esto, lo mejor es que coja a su círculo de amigos y actuar delante de ellos para que sean sinceros, sin juzgar maquillajes y vestuarios, sino el espectáculo en sí, porque lo demás es cuestión de práctica y más ahora con la facilidad que hay con los tutoriales. Le diría que tenga paciencia, aprenda mucho y no se centre sólo en un género, que sea versátil y variado para llegar a todo tipo de públicos. Y que los años y la madurez te enriquecen y te dan las claves para crecer.

¿Qué proyectos tienes de cara al futuro?

Cuando tenga un pedacito de tiempo me gustaría centrarme en sacar temas propios y que la gente, además de tener las versiones de otros artistas, pueda ver también cosas mías.

En 2017 fuiste proclamado ganador de Karaoke a nivel mundial como Jonathan Calleja y dijiste que te gustaría representar a España en Eurovisión, ¿sigues pensando lo mismo? ¿Lo harías como Jonathan o como Ácida Liss?

Claro que me gustaría ir a Eurovisión, y, como valiente, lo haría como Ácida. Sería un reto, porque aunque estás acostumbrado a trabajar con público tendría que prepararme mentalmente para afrontar un estadio con miles de personas. Pero para darle un color diferente, porque mi carácter y mi forma de ser no va a hacer chocar el personaje dentro de Eurovisión, y la voz al final es la misma, sí que iría como Ácida Liss.