El precioso dorado de la miel auténtica de Tierra de Pinares
Miel Sandonís: el meloso mundo de la apicultura artesanal cuenta con dos abanderados fanáticos que desde los Pinares de Portillo y de Villaverde de Medina ponen en el mapa la labor de abejero en nuestra comarca, produciendo una miel natural única y deliciosa por su color, por su sabor y por su textura
El cultivo de miel de las columnas de abejas que adornan los pinares del vallisoletano matrimonio entre Minerva Sandonís y Conrado Pérez da nombre a Miel Sandonís, un coqueto referente de la gastronomía de la Tierra de Pinares desde hace veinte años. Miel característica por su color oro vivo y por su óptima solidificación y clara apariencia, inconfundible y diferente a otras mieles artesanas del norte o del suroeste peninsular.
«Es un dorado precioso». Presume Minerva tras años y años-o más preciso, tras invernadas e invernadas, que acogería con mayor precisión el argot del apicultor- de manejo de esta labor milenaria y de la técnica del ensayo-error. «Cuesta acertar con el cuidado de las abejas. Cuando conoces el proceso y el manejo, ganas autoestima y también dinero. Al principio lo pierdes, especialmente los primeros ocho o diez años. Lo principal es limpiar las colmenas y prepararlas para el invierno, aunque hay más factores», explica, el alma máter profesional -ex aequo- de lo que considera su ocio y su otro negocio. La abejera está convencida de la doble función que hace la madre naturaleza y todos sus derivados en el entorno rural: «Nuestra labor en las colmenas sirve para desestresarse de otros trabajos. Estoy segura de que mucha gente alejaría y olvidaría sus problemas mentales con la apicultura. Es una forma de vida y uno de los trabajos que más feliz te pueden hacer”.
El matrimonio, orgulloso de su afición y consciente de las dificultades, se sincera y, cita textual, dice que “es complicado, pero se puede vivir de la apicultura”, aunque sin olvidar la inestimable colaboración de las abejas. Su mantenimiento y preparación, especialmente para los meses más fríos, hace que aunque luego en su miel lo parezca, no sea ‘oro todo lo que reluce’. El cambio climático, las escasas lluvias otoñales o primaverales y otros factores ajenos y externos al colmenero pueden influir en la recolección y en la producción final, tanto en calidad como en cantidad.
“La apicultura y la naturaleza ayudan a olvidar los problemas cotidianos”
A pesar de algunas adversidades, Miel Sandonís ha conseguido un equilibrio propio, un tono y un color dorado de miel característico bajo el inconfundible sello que desprenden la salvia y el tomillo. Perteneciente, además, a la reputada marca Alimentos de Valladolid, desde la primera recolección allá por 2005, hasta la fecha y, por las ganas de futuro y de seguir adelante que irradian y demuestran, hasta dentro de muchos años y hasta que la poderosa abeja reina, las sacrificadas constantes abejas nodrizas y los zánganos quieran, hay miel para rato en la casa de los Sandonís. Por entusiasmo, por dedicación y por pasión.
Una creación de Minerva y Conrado
Miel Sandonís se caracteriza por ser una empresa familiar, y por supuesto también por ser una marca gastronómica de calidad dentro de los productos típicos de nuestra tierra. La labor de Minerva y de Conrado, a lo largo de dos décadas, ha convertido a su brillante miel en indispensable en un gran porcentaje de dulces y sanos consumidores que han probado este rico alimento natural de la Tierra de Pinares. “La miel de Portillo tiene ese color tan claro por las propiedades de la zona. No es oscura como otras mieles del norte o de Extremadura. Tiene una solidificación óptima en textura y color. No se pone fea cuando se solidifica”, presume Minerva del “dorado precioso” de su miel de salvia y tomillo, describiendo a su creación como “un producto auténtico de la comarca”. Prueba fehaciente de la excelencia que Minerva y Conrado fabrican es su creciente y constante expansión del negocio, instalado en diferentes Ferias y eventos gastronómicos, de repostería o de productos artesanales. En la retroalimentación con el cliente es donde mejor se ejemplifica el disfrute de esta pareja de apicultores. “Lo que nos satisface especialmente es cuando la clientela nos dice que no hace falta probar la miel”, en referencia al maravilloso aspecto y al impacto que se lleva el consumidor en la primera toma –visual- de contacto.
En formato de un kilo, de medio kilo o de 250 gramos, además de almacenarse en unos envases dignos de mención, Miel Sandonís se puede adquirir en diferentes establecimientos locales de la zona y también a través de Internet. Disponible en la Frutería Bienvenido Llorente de Portillo, en un pequeño comercio de la zona Circular de Valladolid o también en Villaverde de Medina. Vía web, en “De Proximidad”, denominación con la que Miel Sandonís se siente muy identificada.
“La miel de Portillo no se pone fea cuando se solidifica”
Además de la citada fama cercana, Miel Sandonís traspasa fronteras y continentes. La anécdota tiene como protagonistas a unos clientes de Marruecos residentes en España. Cuando viajan a visitar a sus familiares, llevan entre sus enseres mieles de Portillo y de Villaverde porque en este país norteafricano es un alimento en ocasiones desconocido o “raro”, añade Minerva, quien habla también de que “la producción total de miel en una temporada es relativa”. A continuación, explicará las claves y los factores para la optimización de la miel. Consejos varios de una abejera que lleva media vida entre colmenas y que siempre anima a que más gente se adentre en este maravilloso y ‘pegajoso’ mundillo.
Diario de una colmenera: invernada, cuidado de las abejas y una dura derivada, el cambio climático
Primera consideración de abejera a partir del mes de septiembre. “Lo más importante para que no mueran las abejas de las colmenas es prepararlas para el invierno. Evitar que la colmena muera. La reina debe producir para que haya relevo entre abejas viejas y las nuevas. Para ello, son fundamentales dos cosas: el tratamiento contra la varroa y añadir al panal un alimento proteico. En septiembre aún no hace frío. Las abejas tienen tiempo para hacerse a la idea de que no van a tener miel”, insiste Minerva en la relevancia de las tortas de proteínas y de aminoácidos para la regeneración de la colmena, así como en la necesidad de alejar los focos de infección que genera la enfermedad de la varroa, tan destructora para abejas adultas y para nodrizas. Ya en febrero, la actividad regresa y con la llegada de la primavera, turno para limpiar las colmenas, que aproximadamente pierden un 10% de abejas durante la invernada.
La aportación de las abejas, nuestras melosas compañeras de viaje, va mucho más allá de las conocidas propiedades del propóleo, antivirales y antiinflamatorias, contra las bacterias que amenazan nuestros organismos y en especial nuestras gargantas. En ello insiste Minerva Sandonís, otorgando a este insecto una labor encomiable en el ecosistema. “Por ejemplo, la abeja nodriza trabaja desde que nace hasta que muere. Hacen muchísimo por la naturaleza. Y hasta morir, contribuyen a ser fuente de alimentación de otros animales. O hablando de historia, las propiedades que otorga la cera de las abejas ya fueron puestas en práctica por las civilizaciones egipcias y romanas”.
Profundizando en la naturaleza, Minerva hace un alegato final respecto al cambio climático: “Quiero transmitir que el calentamiento global está haciendo un daño atroz. En especial a las abejas y en general, a los animales. El consumismo está agotando nuestros recursos naturales. La apuesta por las energías renovables es una incógnita por los costes reales de su instalación y por la contaminación. En cuanto a la apicultura, será un año malo para las abejas”, finaliza. No se augura el mejor de los futuros para la abeja, ese peón que no ‘pica’ nada a cambio. Hasta hoy, siguen siendo un animal fundamental en el eslabón de una cadena medioambiental que está en peligro de desequilibrio por culpa del ser humano.