El legado de una creadora de belleza artística; Mariemma

El legado de una creadora de belleza artística; Mariemma

El museo en honor a la bailarina iscariense es el único en España dedicado a la danza, y entre sus distintas galerías cuenta con una colección de más de 10.000 elementos gráficos y un centenar de piezas textiles que un día pisaron los escenarios más importantes de la mano de una grande

Es una forma instintiva de manifestarse. La necesidad natural de expresar estados de ánimo. La transformación de emociones e ideas en movimientos rítmicos. Y siempre un deseo incontenible y un impulso irrefrenable de despegarse del suelo física y espiritualmente. ¿Aún no has adivinado de qué hablo? La bailarina iscariense Mariemma definía de todas estas maneras lo que era la danza para ella, pues consideraba que el baile era un creador de belleza a través del cuerpo y una forma de extender el arte en el tiempo y el espacio.

Dedicada a esta práctica desde que tenía uso de razón, Guillermina Martínez Cabrejas, más conocida como Mariemma, sostenía que su madre fue la primera que le enseñó a amar la danza, y de ella aprendió fandangos, jotas y sevillanas. Sin embargo, su formación real comenzó en París, cuando de niña entró en la escuela de Ballet del Teatro ‘Le Châtelet’, donde pronto destacó y pasó a formar parte del cuerpo de baile ‘petits rats’ en el que unos meses más tarde se convirtió en una de las primeras bailarinas. Y así, la influencia del seno familiar y su aprendizaje en el centro parisino se convirtieron en los pilares fundamentales de su variado y completo repertorio.

Poco a poco fue completando sus conocimientos en las diferentes disciplinas españolas, ya que el entusiasmo que había en el seno familiar y el contacto con el gran maestro Francisco Miralles –de quien recibió la enseñanza de la Escuela Bolera- influyeron de manera considerable en su interés por un mundo nuevo de la danza, además de conocer al guitarrista Amalio Cuenca, que le inició en los ritmos y estilos flamencos. En los años 30 regresó a España para aprender los bailes folklóricos de las propias fuentes, pero la Guerra Civil le hizo regresar a París, donde comenzó a componer sus primeras coreografías, entre la que destaca la primera de ellas para el Ballet Español: ‘El amor brujo’.

La Segunda Guerra Mundial la trajo de nuevo a su patria, y en Valladolid fundó una academia al tiempo que preparaba grandes recitales. Desde entonces, su trayectoria se fue perfilando con incontables actuaciones a nivel nacional e internacional que la convirtieron en una de las figuras del baile más importantes del siglo XX por sus méritos como intérprete, coreógrafa, empresaria e investigadora, y maestra en las diferentes escuelas que funda –incluida la de su pueblo natal: Íscar-, así como en algunos de los centros de enseñanza de este ámbito más relevantes. Logros que además le otorgan el reconocimiento internacional a través de numerosos premios y galardones.

Hasta en sus últimos años, cuando el paso del tiempo ya no le permitía ser la mujer ágil que parecía volar en los escenarios, Mariemma aún seguía realizando y dirigiendo coreografías, pues su pasión por esta disciplina no tenía límites. Tal es así que en 2002 donó a la Villa de Íscar, de forma altruista y voluntaria, la parte más emblemática de su legado artístico, con el objetivo de conservarlo y custodiarlo para que las próximas generaciones lo conozcieran; y en 2007 el Museo Mariemma cortó su cinta inaugural

Patrimonio de la Danza Española

Ubicado en el centro de la localidad, este centro es un referente, ya que se trata del primer y único museo del mundo dedicado a la Danza Española, un lugar en el que se relata, a través de una gran colección de elementos, la vida de dos grandes figuras del baile del siglo XX; Antonia Mercé ‘La Argentina’ y Mariemma. La cesión de la bailarina y coreógrafa iscariense conforma un recurso privilegiado y un exponente revitalizador y dinámico de la cultura y el patrimonio de Castilla y León, y a través de varios espacios hace un repaso por los distintos ámbitos en los que esta destacó.

El primero de ellos es la Escuela Bolera, que sitúa a los visitantes en los orígenes de una de las danzas más interesantes de la cultura española de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Grabados, afiches, figurines, fotografías y los trajes personales de Mariemma articulan esta presentación y son una muestra del papel que jugó la artista en la puesta en valor y transmisión de su enseñanza. Asimismo, el archivo del museo guarda también un valioso material audiovisual en el que se la puede ver bailando.

La Escuela Flamenca protagoniza el siguiente apartado, trasladando a quien lo observa hasta su auge en el siglo XIX y cómo la joven promesa lo aprendió de las bailaoras gitanas afincadas en París y por la influencia del guitarrista Amalio Cuenca. Todo ello expresado mediante más instantáneas, afiches y vestidos.

A continuación, las Danzas Folklóricas dirigen el foco hacia el origen y las raíces de la intérprete. Aquí es donde cobra especial relevancia el museo, ya que ella entregó su legado en vida al pueblo que la vio nacer con una declaración de intenciones de la importancia de la tierra, de protegerla, estudiarla y compartirla. En esta parte también hay una mirada detallada de las castañuelas –instrumento de percusión español por derecho-, presentes en cada rincón de nuestra geografía y que ella convirtió en instrumento musical.

Por último, la cuarta sección está dedicada a la Danza Estilizada, una aportación que inició Antonia Mercé y que Mariemma contribuyó a configurar en el siglo XX. En ella se pueden ver los míticos vestidos que llevaron en grandes papeles, así como imágenes, dibujos y figurines, programas de mano, carteles y videos.

En total, la muestra se conforma con un centenar de piezas textiles, entre las que destacan trajes, vestidos, zapatos y complementos personales, y más de 10.000 elementos de material documental como el amplio archivo fotográfico, artículos de prensa, las colecciones de figurines y castañuelas, manuscritos y anotaciones personales, libros de Mariemma sobre danza y hasta un piano Carl Bechstein fechado en 1914, entre otras.

Por ello, la comunidad académica y artística en el ámbito de las artes escénicas coincide en que existen pocos legados de esa magnitud aglutinados en un solo centro, y que esta singularidad le otorga un valor patrimonial incalculable.

Se trata además de un estimulador de la cultura y la economía no sólo de la propia Villa de Íscar, sino también de la provincia de Valladolid y de Castilla y León, apoyando el crecimiento y enriquecimiento del mundo rural y convirtiéndose en un centro de referencia turística. Del mismo modo es imán de donaciones de piezas directamente relacionadas con la bailarina o con especial relevancia para la historia de la danza.

Promotor de cultura

La actividad del museo no se queda solo en la parte expositiva, pues además cuenta con una agenda de eventos que dinamizan la colección permanente, como son recitales y espectáculos de danza, conciertos y ciclos de conferencias y un evento muy especial que celebran de manera anual; el Certamen Nacional de Danza Española. Esta cita tiene lugar el 29 de abril, coincidiendo con el Día Internacional de la Danza, y en él participa el Real Conservatorio Profesional Mariemma. El acto se desarrolla en el Auditorio Municipal y aquí se puede ver el virtuosismo de los bailarines mientras se mueven en el escenario con coreografías propias de los distintos estilos, pero también con las creaciones de la propia Mariemma. Además, gracias a esta muestra se ha descubierto un público que  comparte el amor por el baile y el folklore español con la mujer que da nombre al centro museístico.

También se han llevado a cabo distintas iniciativas sociales y de integración como ‘Pajarillos Educa’, que conecta a las jóvenes de etnia gitana de este barrio de Valladolid con las de Íscar y se enfoca en el diseño y la costura junto a la danza como oficios de aprendizaje, los programas de visitas para colectivos con capacidades diferentes o las actividades con Proyecto Hombre, siempre con la mira puesta en el intercambio de ideas e intereses y en la promoción y difusión de la música y el baile.

Como un modo instintivo de manifestarse; como una forma de crear belleza a través del cuerpo y como un impulso de despegarse del suelo física y emocionalmente, la danza es un nexo de unión entre personas, pueblos y culturas por una pasión, y todo eso se concentra en un museo que en Íscar lleva el nombre de Mariemma.