Fresno desata la Pasión el Jueves Santo
Durante más de treinta años los jóvenes del municipio representan el Vía Crucis recorriendo las calles de la localidad hasta llegar a su Gólgota particular
Cruces, corona de espino, látigos, romanos y judíos. Los jóvenes de Fresno el Viejo tienen todo listo para comenzar el Vía Crucis, mostrando el camino hasta el Calvario a través de las catorce estaciones de una forma diferente y singular.
Como en el resto de municipios, la Semana Santa es una de las festividades más importantes para la comunidad cristiana, que cada año procesiona sus imágenes los diferentes días de la semana. Pero sin lugar a dudas el día más esperado en Fresno es el Jueves Santo ya que, durante 36 años, ha conseguido implicar a todos los jóvenes de la villa en esta festividad mediante una representación que reproduce la Pasión de Cristo.
La plaza Mayor de la localidad se convierte este día en el escenario principal de las 14 estaciones. Desde la portada de la iglesia da comienzo la teatralización con la Última cena, donde ataviados con túnicas en tonos marrones y grises, los doce apóstoles se agrupan en torno a una gran mesa y toman el pan y el vino que les ofrece Jesús, quien preside la escena destacando sobre el resto por el blanco y el rojo de su vestimenta.
A continuación tienen lugar algunos de los acontecimientos más importantes de la Pasión, como la Negación de Pedro, las Caídas, el Juicio con Pilatos o los Azotes en la Columna, pero el momento en el que el dramatismo se apodera de la actuación llega cuando la representación se encamina hacia el Gólgota. Es aquí cuando el silencio abraza el ambiente y los murmullos se reducen a susurros casi inaudibles, ya que el sufrimiento que los protagonistas transmiten hace estremecerse a los presentes y no les deja apartar la vista de la escenificación.
Poco a poco, jóvenes actores y público avanzan hacia una colina a las afueras del municipio -que simboliza el Calvario en el que tuvo lugar la crucifixión-, y aquí se produce el acto más sobrecogedor del Vía Crucis, puesto que el clavado y subida de la cruz es tan realista que durante unos minutos el Cristo yace inerte mientras la Virgen llora su muerte a sus pies.
Para hacer aún más emocionante este momento, toda la representación se programa de tal forma que comienza a las 19.00 horas y finaliza en el instante en el que tiene lugar el cambio de luces entre el día y la noche, creando un ambiente de ensueño.
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