El método Kersol y el regreso al mercado de la pipa pelada española
La empresa afincada en Nava del Rey lleva un año produciendo este fruto seco y busca demostrar la alta calidad del producto nacional y los beneficios nutricionales que aporta al organismo
¿Recuerdas las tardes eternas comiendo pipas en el banco de la plaza? Hablando con los amigos o simplemente echando la tarde. Momentos inolvidables que niños y mayores han vivido y que cada vez se ven con menos frecuencia. Al igual que las costumbres han cambiado, también lo ha hecho el mercado de este fruto seco, que antes copaba la pipa con cáscara y hoy, la comodidad de los consumidores, ha pasado a presidirlo el producto pelado. En ese sentido, la empresa Cecosa de Nava del Rey ha sabido ver este nicho de negocio y ha buscado una fórmula de traer de vuelta la pipa pelada de origen nacional al mercado a través de su nueva compañía; Kersol.
La compañía familiar que integran los hermanos Oiz Jiménez, Carmen y Luis Fernando, comenzó hace un año su andadura como comercializadores de este producto, siendo los únicos en España en producir la semilla, recoger la producción y con la industria necesaria para poder pelar la pipa. Pero es que la predilección de estos hermanos por los girasoles les viene heredada de su padre, quien convirtió Cecosa en 1999 en la empresa pionera en el país en devolver los girasoles de pipa al campo tras el ataque del jopo -la planta parásito más perjudicial para este cultivo-. «Lo hizo como se hacía entonces, llamando puerta por puerta para convencer a los agricultores de cultivar esta planta», cuenta Luis Fernando.
«Nuestras pipas son un nutriente muy saludable que nos evita tomar fármacos para compensar determinados valores en nuestro cuerpo»
El gerente revela que, tras la creación de Kersol presentaron su producto en el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), quienes les hablaron de las propiedades de sus pipas y de la posibilidad de incluirlo en Tierra de Sabor. A través de los estudios realizados descubrieron que su variedad posee un 45% de ácidos grasos monoinsaturados, lo que supone un 20% del valor energético del producto. Además, este tipo de girasoles cuenta con un alto contenido de vitamina E, así como magnesio, potasio y fósforo, «de esta forma nuestras pipas se convierten en un nutriente muy saludable que nos evita tomar fármacos para compensar esos valores en nuestro cuerpo», aclara Carmen.
Por otro lado, la característica principal del producto es que no se somete a ningún tratamiento, y se venden «totalmente al natural». «Hay que animar a los consumidores a retomar los productos naturales», afirma Luis Fernando.
Del campo a la mesa
Los hermanos aseveran que son ellos los que eligen el número de hectáreas que se van a sembrar, y que en esta primera campaña sus cultivos se repartieron por las provincias de Valladolid, Salamanca y Zamora. «Hemos recogido alrededor de 800 kilos por hectárea que esperamos aumentar en la próxima campaña», revela Carmen.
Luis Fernando apunta que, aunque el tratamiento y cuidado es el mismo que con los girasoles alto oleicos, «la variedad kersol se cultiva una manera muy particular y que se asemeja al viñedo, ya que para que las cabezas de los girasoles se desarrollen y alcancen el tamaño que queremos necesitan bastante espacio», por ello recomiendan a los agricultores la siembra de unas 50 000 plantas por hectárea.
La gerente explica que la siembra tiene lugar en abril, y en septiembre recogen los mares de girasoles que copan los campos en verano. Cuando llega el momento de la recolección, esta se hace mediante una cosechadora de cereal adaptada, que lleva un peine distinto y corta las cabezas para luego desgranarlas y hacer la primera limpieza, de tal forma que a la fábrica llega la pipa sola «y con apenas partes de cabezas, lo que nos facilita bastante el trabajo».
Una vez en la planta, las pipas pasan por una selección por tamaños con calibradoras, que clasifican las más grandes –destinadas al consumo directo- por un lado, y las más pequeñas –que se enviarán a hostelería o panaderías- por otro. El fruto pasa después a descascarar a través de una serie de máquinas: primero se centrifuga a base de golpeo para cascar la pipa, seguidamente se separa la cáscara de lo que denominan la almendra, y por último pasan por una máquina de tecnología de ópticas donde se retiran aquellas que tengan imperfecciones. Finalmente, el producto sano se divide en partido y no partido, y estas últimas se envasan para su comercialización.
«Hemos recogido alrededor de 800 kilos por hectárea que esperamos aumentar en la próxima campaña»
El pelado de las pipas se hace a demanda, para evitar que los frutos pasen demasiado tiempo en contacto con el aire, además poseen un stock en el almacén y, a medida que se va acabando, van pelando. «Procuramos que el producto esté lo más recientemente pelado para que cuando lo comas esté fresco. De hecho, la propia pipa puede aguantar mucho tiempo si no se ha pelado», confiesa Oiz.
Los hermanos desvelan que «no es la pipa lo que se enrancia, sino que en este proceso influye la cantidad de grasa que contiene el girasol», y señalan que en su caso las plantas cuentan con un contenido en grasas «muy equilibrado» y eso hace que tarden más en enranciarse.
Horizonte girasol
Los gerentes están de acuerdo en que lo principal «por ahora» es afianzar el comercio en España, pero no cierran la puerta al mercado internacional. «De momento queremos poner en valor el producto en el propio país, y que la gente se dé cuenta de la calidad que tiene la pipa nacional», declara Carmen, a lo que su hermano añade que la mayoría de la pipa pelada que se comercializa proviene de Bulgaria y «no tiene la misma calidad que la nuestra, pero hay gente a la que le sirve y todo es respetable».
Ambos coinciden en que la acogida que ha tenido Kersol en su primera campaña «ha sido muy buena» y que su objetivo es seguir dándose a conocer y poner de relieve la singularidad de su producto. Revelan que también quieren sacar a la venta una gama de pipa con cáscara, pero siempre manteniéndose firmes a su filosofía de ‘al natural’. Garantizan que al no someter al fruto a ningún tratamiento evitan la pérdida de propiedades y aseguran una alta calidad. Además, consideran que de esta manera abren un abanico muy amplio a los consumidores, «aquellos que no puedan tomarlo con sal lo harán al natural en yogures, ensaladas o como picoteo, y quien la prefiera tostada o con cualquier otro método de aderezo lo puede hacer sin problema, y esas también son las ventajas de nuestro producto».