Donde descansaron reyes hoy bailan los de Villaverde
Alrededor de 400 personas, a pie y a caballo, peregrinan hasta la ermita del Carrioncillo el 1 de mayo para celebrar la romería de Nuestra Señora del Castillo, que este año pretende recuperar la tradicional misa castellana
Donde un día proliferaron bosques y la caza era la actividad principal de ocio. Donde la nobleza y la realeza pasaban largas temporadas de descanso y grandes reyes se criaron y aún alejados de estas lindes recordaban su esplendor, el despoblado Carrioncillo recupera una vez al año el bullicio que un día lo caracterizó. Perteneciente ahora a la localidad de Villaverde de Medina, los habitantes de la misma peregrinan el día 1 de mayo hasta la ermita que aún se conserva para celebrar su famosa romería, devolviendo con bailes y chanzas la vida que antaño distinguía este territorio.
Muchos personajes e hitos son los que tuvieron lugar en estos lares antes de que el pueblo pasase a formar parte del municipio vecino. Aquí llegó Fernando el Católico a divertirse con su segunda esposa y se envenenó con un brebaje que más que ayudarlo a tener descendencia –como era la idea primigenia- lo ayudó a unirse a su primera mujer en el campo santo; también nació el infante Don Fernando, y su hijo, Alfonso V el Magnánimo, se crió y de mozo residió en este lugar, e incluso de adulto, rodeado de los lujos italianos, echaba de menos Carrioncillo y suspiraba por regresar. Y es que este paraje en el que hoy reina la soledad y el silencio, siempre ha tenido un punto de encanto que hace de él un lugar al que todos quieren volver.
Con el paso de los siglos el pueblo se fue abandonando, hasta el momento en el que los habitantes que aún se mantenían firmes en sus casas las dejaron atrás y se trasladaron a las villas vecinas de Torrecilla del Valle y Villaverde de Medina, y lo poco que en él quedaba pasó a pertenecer a este último.
Sin embargo, hace unos veinte años, los villaverdanos decidieron devolver parte de su vida a esta tierra y grabar en ella nuevas crónicas. Por ello, se llevó a cabo una restauración integral de la antigua iglesia de Santa Bárbara –ahora ermita-, que por aquel entonces estaba prácticamente en ruinas por la erosión del tiempo; y con este centro de congregación puesto en marcha de nuevo se inició la celebración de la romería de Nuestra Señora del Castillo, en la que el sonido de la dulzaina y los bailes de los asistentes volvieron a llenar de alegría la población.
Aires flamencos
Aunque comenzó siendo una cita puramente castellana, donde los caballistas y todo aquel que quisiera pasarlo bien podía unirse al ambiente festivo con la jota como banda sonora, en la actualidad este evento ha tomado un matiz andaluz por el que los asistentes se visten de flamencos y flamencas y las melodías dulzaineras se han cambiado por el cajón y la guitarra. Pero lo que no ha cambiado son las ganas de francachela de los vecinos de la localidad y de quienes los visitan en esta fecha.
A las 11.30 horas de la mañana del primero de mayo, los jinetes se congregan en la calle Ancha y comienzan el paseo hasta le ermita de Carrioncillo. Una vez allí tiene lugar un almuerzo que les da fuerzas para participar en la carrera de cintas, tras lo cual se da paso a una comida popular y a una tarde de risas y actuaciones flamencas. Además, como novedad para este año, la alcaldesa de Villaverde, Mª José García, comenta que tienen intención de recuperar la misa castellana que se realizaba en los primeros años de la romería.
En definitiva, se trata de un día en el que se reúnen hasta 400 personas, de los cuales más de 150 van a caballo. Una concurrencia que, si está atenta, no solo puede disfrutar del ambiente y las actividades programadas, sino que también puede atisbar las señales de otra época con la pequeña parte de ruinas que aún se conservan de la antigua fortaleza que allí se asentaba y en la que los reyes del pasado descansaban.
La regidora puntualiza que es una jornada muy especial para el municipio y que los vecinos se vuelcan para que salga bien y que todo el mundo lo pase en grande. «Ha tomado tanto prestigio que hasta hemos entrado a formar parte del calendario de romerías, así que quien quiera pasar un día entretenido y ameno, con música y en el campo, ya sabe que tiene una cita el 1 de mayo en Villaverde de Medina».