Crónica de… La floristería, un remanso de inspiración
Fernando Oliveira lleva el timón de la floristería ‘Mayte Flor’, donde se deja llevar por lo que las flores le transmiten y da rienda suelta a su imaginación a la hora de elaborar ramos y arreglos, un trabajo para el que siempre estuvo preparado
En la calle ‘Las Farolas’ de Medina del Campo, donde la monocromía de los escaparates sigue un estilo marcado que sólo se rompe por algún que otro edificio de pisos que se intercala con los pequeños negocios; ahí, justo en el número 24, antes de llegar al Parque Villa de las Ferias, más conocido en la localidad como ‘El Chopal’, aparece ‘Mayte Flor’, un remanso de inspiración transformado en comercio en el que la amplia gama de colores de las flores rompe con el matiz unicolor de la calle y le da vitalidad a la avenida.
Este negocio, que puso en marcha en los ochenta Mayte Martín, ha pasado ahora a manos de su hijo Fernando Oliveira, quien con sus diestras manos consigue confeccionar todo tipo de arreglos florales que plasman fielmente los deseos de quienes los encargan.
Oliveira explica que ya desde joven quería dedicarse profesionalmente al negocio de las flores, una tarea para la que dice que «siempre» ha estado preparado. Sin embargo, para todo hay que formarse, y el medinense asegura que, aunque ha hecho muchos cursos, su mejor maestra ha sido su madre. «El verla trabajar durante tanto tiempo en algo tan bonito es lo que me inspiró para seguir sus pasos y fue de ella de quien aprendí todo lo que sé».
Obras únicas
Sin un estilo definido, sino con la personalidad y la imaginación por bandera, Fernando admite que la tónica principal de su trabajo diario es dejarse llevar y no mecanizar los pasos a seguir. Y es que aunque el ánimo que marca sus movimientos puede dejar una pequeña huella en sus creaciones, las musas siempre salen ganando, y la inspiración y la creatividad se reflejan en cada uno de los detalles que componen sus obras.
Su lema ante todo es «dejar que fluya» y que la inventiva haga su magia, pues asegura que, «aunque quisiera» no sería capaz de hacer dos ramos iguales, algo para lo que la experiencia adquirida durante estos años le es muy favorable, sobre todo en esta época, cuando los eventos no le dan ni un respiro y las bodas mantienen su mente y su tiempo ocupados.
Por ello, a la hora de elaborar los arreglos florales para los enlaces, esa veteranía le otorga la capacidad de captar la esencia de lo que los novios quieren plasmar con las flores, así como la sabiduría para saber asesorarlos y que confíen en él como profesional y que, muchas veces, le dejen total libertad para dar rienda suelta a su musa interna.
«La esencia de la floristería es dejarse llevar»
Las modas y tendencias –que han ido variando desde que su madre puso en marcha el negocio- suelen influir en la elaboración de cada detalle, y para este año las hortensias son una de las flores favoritas para las novias, pero también los arreglos preservados e incluso muchos ramos artificiales. Eso sí, Oliveira sostiene que a la hora de hacer un pedido sugiere que lo que hay que buscar es la vida y la personalidad, y no plasmar lo que hemos visto en una foto.
El floristero admite que en esta profesión «no hay nada difícil», sino que es un trabajo «muy delicado y creativo» con el que puedes alegrar cualquier momento especial, y que eso, junto con poder confeccionar esas pizcas de felicidad con las manos es lo que lo hace «tan bonito».