Los quesos de Juan; una tienda distinta para quesos diferentes
Paloma Gómez regenta este establecimiento en Medina del Campo que tiene como filosofía dar a conocer las elaboraciones de pequeños productores y ofrecerlas en un ambiente en el que el queso continúa madurando
¿Si tuvieras que ser un queso cuál elegirías? Difícil, ¿verdad? Vivimos en una tierra tan rica, de elaboraciones con sabores y formas tan diversas y de tanta calidad que la elección se hace harto complicada. Lo mismo ocurre a la hora de escoger un establecimiento en el que poder comprar productos de cercanía, de calidad y a un precio razonable. Pues uno de esos comercios es Los quesos de Juan. Este negocio, regentado por Paloma Gómez es una pequeña tienda, ubicada en Medina del Campo, en la que los quesos siguen madurando y en la que encontrar una gran variedad de referencias queseras en un ambiente totalmente personal y distinto.
Desde su creación en 2014, Los quesos de Juan nació con el objetivo de marcar la diferencia y convertirse en una empresa que no tuviera nada que ver con lo que hasta ese instante había en España. Así, su propietario dio vida a un establecimiento en el que los quesos pudieran estar en el mostrador sin miedo a que se estropearan o perdieran propiedades, ya que la temperatura y la humedad de la misma serían las ideales para que los artículos continuasen madurando y afinándose hasta el momento de su compra.
Con esta filosofía por bandera y el objetivo de que su tienda fuese un referente de quesos artesanales, principalmente de queserías pequeñas y de proximidad, puso en marcha el negocio que, cuatro años más tarde, pasaría a manos de Paloma, su actual gerente y propietaria quien, manteniendo la misma idea del primer dueño, ha continuado marcando un antes y un después en el mundo de las tiendas especializadas en este sector.
Búsqueda de la distinción
Con más de cincuenta referencias queseras, entre las que se pueden encontrar variedad de leches y de métodos de elaboración, así como quesos de la zona, de origen nacional y hasta internacional, Paloma ha ido creciendo poco a poco y no se ha conformado sólo con la venta de queso, sino que además también hace platos preparados, cestas regalo, mesas de quesos y catas.
Este último elemento de su oferta es uno de los que más clientela le brinda, pues además de ofrecer catas multitudinarias en ferias y pequeños municipios, también las realiza en su tienda, donde según admite «el trato es mucho más cercano y personal».
Gómez cuenta que aprender a dar este servicio no ha sido fácil, ya que el ponerse delante de un público que, muchas veces, sabe bastante de queso, es complicado, pero que su amor por este mundo no le ha dejado cesar en su empeño para llevar su negocio aún más lejos y formarse para dar el mejor servicio posible.
«Mi primer maestro fue el propio Juan antes de traspasarme la tienda, y después he hecho varios cursos, he leído mucho, visitado queserías, preguntado a maestros queseros y me he apoyado en amigos con conocimientos en la materia», revela, y añade que «al principio también aprendía mucho de los clientes que entendían; les escuchaba atentamente cuando venían a la tienda y me iba quedando con detalles». Paloma sostiene que, aunque parece sencillo, el queso es un universo «muy complejo» y que se asemeja al mundo del vino. «Muchas elaboraciones y técnicas de tratar la leche… y ahí es donde está la principal dificultad».
Poco a poco la medinense se ha convertido en una profesional en la materia y cuando tiene que organizar una cata es tan sencillo para ella como montar en bici. «Si no me especifican lo contrario me gusta que las degustaciones cuenten con un queso de cada tipo de leche, y en caso de que me pidan de una región exclusiva en la que las tres variedades no sean posibles pues busco distintas técnicas», explica. «La idea es intentar sorprender al cliente, que podamos maridar los quesos con los vinos y cervezas con los que contamos en la tienda y que los visitantes se lleven un buen sabor de boca que les haga recordarnos y querer volver».
Puzle de queso
Como las piezas de un rompecabezas, los cuajos de leche tienen unas reglas de corte y de preferencia a la hora de ser comidos para que en el puzle de la cata todos los fragmentos encajen.
Paloma cuenta que en una cata los quesos se toman del más suave al más fuerte, para que ningún sabor tape al siguiente; y en el caso de que la corteza se coma «porque vaya a aportarle mucho sabor al bocado» hay que intentar que toda la porción la tenga. Después se debe valorar el tipo de queso que se van a dar a probar y en función de sus características se deben cortar de uno u otro modo. «Por ejemplo, el de estilo castellano, cuyo corte suele ser en triángulo, se hace así porque es una variedad que se asemeja al orden de las catas, puesto que la parte superior es más suave que la que se encuentra más cerca de la corteza», puntualiza.
Por otro lado, la vendedora hace también sus propias creaciones a partir de quesos ya elaborados. Su primera referencia es un queso curado en aceite de oliva virgen extra que luego afina en tienda y que desde que salió al mercado las navidades pasadas ha sido todo un éxito. «Lo empezamos a comercializar en Navidad por probar, sin saber qué iba a pasar, y encantó. Después de eso el boca a boca ha hecho que venga mucha gente preguntando por él». Anuncia que ya está trabajando en un nuevo producto, pero que, de momento, no puede revelarse nada sobre él.
En cuanto a preferencias sobre el catálogo de la tienda, Paloma admite que, como no podía ser de otra manera, su favorito es su propio queso, pero que es de las personas que piensa que «hay un queso para cada momento y maridaje», y por eso muchas veces es complicado elegir.
Y como si el servicio que Gómez ya ofrece no fuera suficiente, la empresaria –que cuenta con formación en turismo- también hace las veces de oficina turística, y cada vez que sus clientes le preguntan qué ver les hace un pequeño tour por los mejores lugares para visitar tanto en Medina como en la comarca. «Creo que eso hace de Los quesos de Juan un local aún más singular, porque además de dar la oportunidad de comprar productos diferentes, le damos al cliente información útil para que su experiencia en la zona sea completa».
Nuevas metas
Todo ese esfuerzo y sacrificio por sacar adelante un comercio minorista especializado en la venta de quesos artesanos se ha visto recompensado recientemente con el premio Alimentos de Valladolid. Comercio Minorista y Distribución, un galardón que según admite la hostelera «no esperaba». «Presentamos la candidatura por participar, y cuando me llamaron para decirme que había ganado no me lo creía, pero cuando llegue a la entrega de premios y vi el resto de tiendas que se habían presentado, que para mí son referentes, me quedé en shock», sostiene y asegura que recibir este tipo de reconocimientos hacen que quiera seguir apostado por la filosofía y los productos que ofrece en su tienda porque «no lo tengo que estar haciendo tan mal».
Además de seguir trabajando en sus creaciones, Gómez quiere seguir dando a conocer el mundo del queso y los productos artesanales que tenemos cerca y que, según dice «no se valoran lo suficiente», y continuar así ayudando al sector primario en todo lo que pueda, al tiempo que da visibilidad a la gran variedad de cosas que se pueden hacer con el queso y que no se valoran los suficiente.