Los guardianes de la villa
Como las milicias protegían las fortalezas en la Edad Media, y las murallas hacían de frontera entre aliados y enemigos, ubicadas en torno a Medina, entre los campos que bañan la tierra y ofrecen las nuevas cosechas, nueve pueblos y dos pedanías escoltan a este municipio bajo un cielo que, como decía Delibes, “… es tan alto porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo”. Cada una de ellas con su propia historia, sus propias costumbres y fiestas, pero todas unidas por caminos y carreteras hacia la Villa de las Ferias.
En El Campillo, como su propio nombre indica, los campesinos eran los señores del campo y del municipio. Situado en el corazón de la comarca, posee pastos y terrenos de labor que mantienen una cabaña ovina de las mejores de la provincia, así como una estratégica estación ferroviaria que vigila el incesante ir y venir de los trenes entre Valladolid y Salamanca.
Fiestas: Cada 15 y 16 de agosto, El Campillo festeja a sus patrones, la Virgen de la Asunción y San Roque.
Por orden alfabético, el siguiente guardián es Gomeznarro, pedanía que se encuentra en el lugar que antaño ocupaba el pueblo de Gómez y que estaba muy cerca de las ruinas de Narro, razón por la que recibe su nombre, y que en la actualidad es la cuna del popular y querido cronista de Medina, Don Gerardo Moraleja Pinilla.
Fiestas: El 15 de agostos celebran sus fiesta mayores en honor a la Asunción de Nuestra Señora.
Por su parte, la localidad de La Seca se fundó en el año 1500 a partir de un pueblo llamado La Perdiz, que fue desalojado después de una epidemia de peste Negra. Sobre el monte Iniesta, cerro talado en tres ocasiones para reconstruir Medina tras los sucesivos incendios, se reubicó lo que hoy se conoce como La Seca, cuyo casco antiguo está erigido sobre un laberinto subterráneo de bodegas. Esta localidad, que de seca ya no tiene nada, cuenta con infinidad de campos de viñedos que componen un paisaje multicolor que cambia en cada estación y que da nombre a La Cuna del Verdejo.
Fiestas: Los toros son los protagonistas de sus fiestas. Seña de su identidad son los espectaculares y duraderos encierros, que tienen lugar durante la primera semana de agosto.
La historia de Moraleja de las Panaderas está estrechamente ligada a la de Medina del Campo, puesto que los Reyes Católicos la convirtieron en Realengo con poderes administrativos, fiscales y militares. De las curiosidades que entraña esta localidad destaca que, entre las ruinas consolidadas de su iglesia, se mantiene en pie, altiva e imperturbable, la torre de su campanario y su correspondiente campana, que subsisten al pasar de los años por voluntad y protección de los habitantes de la aldea. Justo a su lado, la sacristía también continúa en alto, y en cuyo interior tiene lugar el culto.
Fiestas: El día 20 de mayo se festeja a San Boal, y el 26 de julio a Santa Ana.
Pozal de Gallinas es el pueblo más cercano a Medina. Rodeado de pinos resineros, bajo sus arenosos suelos salpicados de romero y tomillo, en otoño se esconden tesoros culinarios tales como el níscalo y la seta de cardo.
Fiestas: Gallinas homenajea el 8 de mayo a San Miguel Arcángel, y el 8 de septiembre celebra sus fiestas mayores en honor a la Virgen de la estrella, a la que portan en procesión desde la Ermita que lleva su nombre hasta la iglesia parroquial.
En la antigua finca fronteriza entre el Reino de León y de Castilla, Pozaldez es famosa por el pan y, por supuesto, por el vino, porque como su propio nombre indica ‘Pozal de Hez’ significa abundancia de vino.
Fiestas: La localidad está incluida en la Ruta del Mudéjar por su iglesia en honor a San Boal, a quien rinden homenaje el día 20 de mayo.
En un paraje natural de extraordinaria belleza, considerado burbuja ecológica y a unos ocho kilómetros de Medina, Rodilana resiste el paso del tiempo. Un tiempo en el que la pedanía fue lugar ineludible del paso de Isabel la Católica cuando se dirigía al Duero en sus retiros estivales, y residencia veraniega de la escritora Rosa Chacel, de quien toma nombre su plaza principal.
Fiestas: La aldea celebra las fiestas de San Marcos entre el 23 y el 25 de abril, ‘La Cruz de Mayo’ el 3 de mayo y además conserva una tradición la noche de San Juan celebrada por los jóvenes bajo los árboles del Paseo de El Judío.
De orígenes romanos, con el nombre original de ‘Roda’, Rueda se encuentra enclavado entre dos cerros bañados por el arroyo Perú y el río Zapardiel. La protección que sobre ella ejercieron los Reyes Católicos y su nieto el Emperador Carlos V la dotaron de un enorme impulso, que dio lugar a que en ella se realizasen numerosas plantaciones de viñedos que hoy producen vino en abundancia, lo que la ha convertido en el centro neurálgico de una de las zonas de vinos blancos más importantes de España y que da nombre a la ruta y a la Denominación de Origen que amparan a los verdejos de la zona.
Fiestas: Su afamada fiesta de la vendimia tiene lugar durante el segundo fin de semana de octubre, y el 15 de agosto, día de la Asunción, celebran sus fiestas patronales en las que los festejos taurinos constituyen uno de sus mayores atractivos.
Rubí de Bracamonte, citado con el nombre de ‘Ravé’ en antiguos documentos, disfrutó de gran esplendor durante el siglo XVI. Esta localidad conserva una importante iglesia que, bajo la advocación de Santa María del Castillo, ocultó en su interior un buen número de símbolos masónicos. Además, el retablo del templo exhibe maravillosas pinturas de Berruguete.
Fiestas: Las fiestas tienen lugar el 13 de junio en honor a San Antonio, y el 15 de agosto, coincidiendo con la festividad de la Virgen de las Nieves, organizan una multitudinaria marcha cicloturista.
Velascálvaro. De todos los guardianes este es el más curioso, ya que la leyenda dice que en 1789 fue vendido por un saco de harina.
En sus orígenes, el municipio fue una localidad ganadera por encontrarse en el trayecto de la Cañada Real, en plena Campiña de Medina, y cuenta además con suelos ligeros, permeables y fáciles de trabajar gracias a la confluencia del cauce de tres arroyos que forman fértiles lavajos.
Fiestas: La localidad celebra el 2 de julio los festejos en honor a ‘La Rosaria’, que es como los vilacheros llaman cariñosamente a su Virgen del Rosario. Y el 27 de diciembre presentan rogativas a San Juan Evangelista, dedicándole populares bailes de jotas y elaborando delicias gastronómicas tales como el pollo de corral, las puchas o las cagadillas de gato.
De la unión de las aldeas Romaguitardo, Dueñas y Carrioncillo resultó el municipio de Villaverde de Medina. En este enclave pasó su infancia Alfonso V ‘El Magnánimo’, rey de Aragón, concretamente en Carrioncillo. Asimismo, en cuanto a patrimonio cultural se refiere, Villaverde conserva valiosas obras de Gregorio Fernández y de Juan de Muniategui en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. Del Castillo.
Fiestas: Del 8 al 11 de mayo la villa organiza una gran paella para más de 1000 comensales, dentro de las numerosas actividades en honor a San Gregorio, y merecida fama tiene su romería a la Ermita del Carrión, que se celebra cada 1 de mayo.
Después de haber transitado estos pueblos, de haber comido hojuelas, rosquillas y asado; de haber visitado sus iglesias, ermitas y castillos; de descubrir bosques y viñas; de haberse refrescado en los lavajos y lagunillas; de sentir el fresco en las mejillas y de haber hecho buenos amigos, las ganas de seguir conociendo la Zona aumentan y se afianzan, ya que cuanto más se conoce esta tierra, más unido se siente uno a ella.