Foncasjazz; de Portugal a España a ritmo de jazz
Intérpretes lusos y nacionales se dan cita en la XVIII edición de este festival musical, que se celebra el 22 y 23 de julio y que cada año da la nota de color al verano en Foncastín
Cierra los ojos. Siente la brisa que recorre las noches de julio acariciando tus mejillas mientras las notas musicales se van introduciendo dentro de ti. Negritas y corcheas que marcan el swing de los intérpretes que rompen el silencio del crepúsculo de Foncastín y lo activan a ritmo de blues, soul y de las improvisaciones de los dos grupos que protagonizan el festival de música Foncasjazz, que este año cumple la mayoría de edad con su decimoctava edición.
Después de dos años en los que el jazz no ha podido llevar sus acordes a esta pedanía de Rueda, los olegarios recuperan –los días 22 y 23 de julio- la muestra musical que una vez al año hace que su población se multiplique hasta por seis, y que la Plaza Mayor de la localidad se vea envuelta en un mundo de melodías con tanto sentimiento que hacen que la piel de los presentes se erice.
Según cuenta Carlos Carrera, director y promotor del festival, «este evento llegó al pueblo de casualidad». En un viaje al municipio portugués de Nazaré, los sonidos que emanaban de unas veladas de jazz atrajeron la atención de Carrera, quien no dudo en entrar para conocer de dónde venían los acordes. Fascinado por lo que este género musical era capaz de transmitir quiso conocer al responsable de la organización –director de orquesta y de una banda de jazz-, con quien «en tan solo tres días» fraguó una bonita amistad. Esta relación llevó al luso hasta la localidad natal de su amigo, sin saber que el espacio que lideraba el ágora de la villa lo iba a cautivar de tal manera que sólo iba a poder decir: «aquí vamos a hacer un festival de jazz», dando lugar al comienzo de la larga trayectoria que, durante estos dieciocho años, ha cosechado Foncasjazz.
Desde entonces, síncopas, contratiempos y sentimiento bailan con los ritmos que brotan de saxofones, contrabajos, trompetas, trombones y pianos –entre otros instrumentos-, mientras vecinos y visitantes toman asiento bajo las estrellas para ser testigos de dos noches llenas de un encanto que hasta se respira.
Acordes con personalidad
El evento, que comenzó como una muestra de grupos lusos venidos de la Escuela de Música y de la Orquesta Juvenil de Portugal, cambió hace unos seis años cuando, por iniciativa de su director, se propuso intercalar una agrupación española con una portuguesa, convirtiendo la cita en un festival internacional. Sin embargo, lo que no ha cambiado, según admite Carrera, es el horario, la localización y el precio del espectáculo. De este modo, las diez de la noche marcan el inicio de la función, y la Plaza Mayor es el escenario que se llena con el murmullo de los aficionados al jazz que llegan para disfrutar, gratuitamente, de la música, la compañía, y la limonada fresca que se ofrece.
Este año los encargados de abrir el certamen el viernes serán los integrantes del grupo Sijazz Ensemble; siete alumnos de la Escuela Municipal de Música de Tordesillas que, con la ayuda de una guitarra eléctrica, un saxofón tenor, dos altos y un soprano, un trombón y un piano, harán vibrar el corazón de los presentes al son de sus melodías, demostrando la personalidad y el alma que tiene el jazz.
Por su parte, los portugueses SEA Groove & The Ocean Travellers serán los responsables de cerrar el festival el sábado, con el sentimiento brotando de la voz de su vocalista y contrabajo, el punteo de su guitarra, el tecleo del piano y el rítmico contraste de su batería.
Y es que el jazz tiene algo tan especial que hasta saca el lado más solidario de los vecinos que, desde que el festival comenzó a celebrarse, acogen a los músicos invitados en sus propias casas durante estos días.
Con todos estos ingredientes, Foncasjazz se ha convertido en una cita ineludible para los amantes de la buena música y del jazz de calidad, ya que todos aquellos que pasan por Foncastín ensalzan el nivel de los grupos que actúan en esta fecha. Una fecha para marcar en el calendario; para sentir la música y la pasión de quienes la interpretan; para abrir la mente y para dejarse llevar con las canciones que, de alguna manera, nos han acompañado durante toda nuestra vida sin que nos diéramos cuenta.