Azucena García: «El pole dance te sube la autoestima y te da confianza en ti misma, básicamente te cambia la vida»
La profesora de Medina Box revela que la clave de esta modalidad es la constancia, y que no es necesario tener una base o una edad concreta para practicarlo, sino que está abierto a todo el mundo
Sin complejos. Sin género. Adictivo. El pole dance reúne todas estas características y se presenta como un deporte que cambia vidas. Con el menor número de prendas de ropa para conseguir el mayor contacto posible, las atletas funden sus extremidades con el poste de hierro, volviéndose una ramificación del mismo que baila al son de diferentes ritmos musicales. Y, mientras se mecen y crean distintas figuras con sus brazos y piernas como únicos puntos de apoyo, superan un reto cada día que les hace crecer un poco más como personas y como deportistas.
Azucena García, subcampeona internacional de pole dance, explica que desde que empezó a practicar en 2018 su vida «ha cambiado por completo». La atleta, que siempre se había dedicado a la danza, conoció esta modalidad a través de internet, pero una vez que empezó a practicarlo ya no pudo parar. «Me enganchó mucho, porque no sólo me cambió el carácter, sino que me subió la autoestima y me dio la confianza en mí misma que en ese momento necesitaba, y eso no te lo ofrecen muchos deportes».
La bailarina cuenta que en su primera clase no fue capaz de coger la suficiente fuerza como para subirse a la barra, «veía a mi profesora que lo hacía tan fácil y delicado que parecía que volaba, que yo quería hacer lo mismo que ella», así que se marcó como meta progresar cada día un poco más. «Eso es lo que tiene el pole dance, que es un tipo de ejercicio en el que sabes que lo que has conseguido un día lo vas a mejorar al día siguiente. Te pones un reto diario y eso te motiva a seguir».
Desde hace tres meses, García es instructora en el gimnasio de Medina del Campo Medina Box, y asegura que la clave de este deporte es la constancia. «Hay que practicar cada día y querer superarse a uno mismo», comenta, y añade que «para mantener el equilibrio tienes que hacer presión con tus piernas, axilas, y con todo el cuerpo, y te salen moratones, quemaduras… es muy duro, porque tienes que aguantar mucho el dolor, y quizá esa sea la parte más difícil de este estilo de baile».
Un deporte sin género ni edad
Azucena afirma que la mayor ventaja de esta disciplina es que no tiene ni género ni edad. «Está claro que la flexibilidad que tiene una niña de ocho años no es la misma que la de una mujer de 40, pero todo es cuestión de trabajo y perseverancia. Y luego que lo que levantas es tu propio peso, y eso lo puede hacer cualquiera con un poco de entrenamiento, por eso puedes empezar a cualquier edad». Aclara además que el pole dance lo pueden practicar tanto hombres como mujeres, y que cada vez son más los chicos que se suben a la barra «e incluso con tacones».
Hace hincapié en que el respeto que se tiene por el cuerpo de los demás es «maravilloso». «El primer día que vas a clase y te tienes que quedar en braguitas y top te da un poco de vergüenza, pero cuando te das cuenta de que nadie se fija en si tienes un lunar o una variz se te quitan todos los complejos. Además, no existe competitividad, sino mucho apoyo entre compañeras».
La monitora argumenta que este deporte está sujeto a muchas ideas preconcebidas relacionadas con la sexualidad, pero que la inclusión de diferentes modalidades –deportivo, artístico, exotic- y la variedad musical con la que se puede ejecutar «le han dado otros valores y lo han alejado de esos prejuicios», y aclara que «aunque se realice con fines sexuales, los movimientos técnicos y la disciplina que requiere es la misma que en el ámbito deportivo y tiene el mismo mérito».
Andrea, Lucía, Rebeca, Cristina, Miriam, Tere y Eva conocieron el pole dance gracias a las redes sociales y amigas que ya lo practicaban, y desde que entraron a formar parte de esta pequeña familia de bailarinas todas afirmas que les ha cambiado la vida. Todo el grupo coincide en que esta modalidad es una inyección de autoestima y «un vicio» que les hace querer superarse cada día. Aseguran que los comienzos son «muy duros», pero que «cuando salen las figuras que llevas practicando mucho tiempo es una satisfacción muy grande, porque ves recompensado tu esfuerzo».
«El pole dance es un deporte en el que hay mucho compañerismo y apoyo»
La mayoría no había realizado deportes antes, pero están de acuerdo en que «no hay nada imposible, y a base de esfuerzo todo el mundo puede hacer pole dance» y en que gracias a esta actividad han «dejado la vergüenza a un lado» y se han desinhibido por completo. Agradecen además a Azucena el trabajo que hace con ellas y la individualización de las clases, y mantienen que gracias a ella y su implicación y apoyo están «aprendiendo mucho y con la autoestima más alta si cabe». En definitiva, las alumnas confirman todo lo que su profesora predica sobre este deporte que les hace estar sanas «no solo física, sino también mentalmente».
Los secretos de la barra
Aunque a simple vista parezca un juego de niños, el pole dance lleva mucho trabajo físico y no es sólo subirse a una barra y girar. García explica que en sus clases realizan media hora de ejercicios de cardio para entrar en calor y coger resistencia, así como movimientos articulares, flexiones y abdominales entre otros. «Trabajamos también la flexibilidad para que vayan ganando poco a poco y antes de comenzar con las subidas y bajadas, trucos y combos, hacemos lo mismo que se hace en los gimnasios de levantar pesas, pero en vez de mancuernas levantamos nuestro propio peso».
La instructora mantiene que «hay personas con la autoestima baja y eso les hace pensar que no van a conseguir hacer una figura, y a base de motivación ellas solas aprenden que son totalmente capaces de conseguir lo que se propongan», por eso ella anima a sus alumnas en cada clase. Y reitera que lo más importante sigue siendo el entrenar varias horas a la semana y ser constante, de hecho, sus discípulas practican una media de cuatro horas semanales.
«Te superas día a día y cuando salen las figuras ves recompensado todo tu esfuerzo»
Pero la mayor incógnita que suscita este deporte es ¿cómo consiguen girar a esa velocidad en la barra? La respuesta es sencilla; existen dos tipos de barra, la estática y la giratoria. Azucena cuenta que los giros se pueden hacer con ambas, pero que es la giratoria la que da el efecto de estar volando, ya que con la estática los giros dependen de la rotación de las manos y del cuerpo, «y no pueden hacerse tan rápido». Sostiene además que «lo principal para no caerse es hacer palanca con las partes del cuerpo con las que te estás agarrando», pero que existe un producto llamado magnesio líquido que actúa como una especie de pegamento y facilita el agarre. Sin embargo, «en muchas competiciones está prohibido, porque puede influir en el ejercicio de los demás».
De la tarima a la barra
Desde que comenzó a hacer pole dance, Azucena García se enganchó a este deporte, por ello, un año más tarde de comenzar se apuntó a su primera competición internacional en Barcelona, donde quedó octava en su categoría. Para prepararse dejó las clases grupales y empezó a recibir clases particulares, «y ahí es donde crecí de manera increíble». En 2021 se inscribió en otro campeonato que la llevó a situarse en el segundo puesto de la clasificación, y le abrió las puertas de Medina Box, donde lleva tres meses impartiendo clases.
«Me saqué el título de monitora y desde que doy clase me he dado cuenta que he avanzado mucho como atleta, porque cuando das clases estás todo el tiempo subiendo y bajando a la barra, corrigiendo a las chicas, y de esa manera también me doy cuenta de mis fallos», apunta, y señala que ese crecimiento personal que ha experimentado lo va a poner en práctica en la próxima competición en la que va a participar en Huelva, que tendrá lugar en junio.
Asimismo, anuncia que el 14 de mayo realizarán una exhibición con temática vikinga en el bar La Sal de Medina del Campo, y que desde el gimnasio están preparando un certamen online en octubre y un nacional para noviembre. En este último no sólo se premiará a los tres primeros clasificados, sino también a la persona más flexible, a la mejor coreografía, truco o mejor vestuario… «La idea es que no sea tanto una competición como tal, sino que se valore todo lo que este deporte entraña y se dé a conocer lo bonito que es».