Crónica de… ‘Collegium’ y la intencionalidad del arte
El proyecto que ha puesto en marcha el coleccionista Javier Lumbreras en el antiguo colegio Jesuita de Arévalo busca generar un proceso de cambio social a través de la investigación, producción y promoción de esta disciplina
Como cuando un niño conoce a su superhéroe favorito; como cuando estando perdido encuentras el camino a casa; o como cuando sin esperarlo te encuentras con la mirada de esa persona con la que estás destinado, Javier Lumbreras descubrió su amor por el arte a través de todas estas fases. Siendo un niño se impresionó al conocer las obras de Francisco de Goya, y aunque su primera elección profesional fueron las finanzas, finalmente dio con el camino hacia su verdadera vocación, encontrando en el arte la pasión a la que estaba destinado.
Nacido en la villa abulense de Arévalo y afincado durante años en la Gran Manzana, Javier Lumbreras comenzó a formarse en arte en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York, aunque sus inicios en el mundo del coleccionismo comenzaron treinta años antes, cuando se dio cuenta de que, como decía Platón, “el arte no es algo agradable y desinteresado, sino algo mentalmente peligroso”, y que el valor que los humanos le damos lo convierte en una herramienta que, cuando se articula dentro de un contexto, «puede procesar procesos sociales constructivos, pero también destructivos», y eso es lo que él buscaba a la hora de compilar obras. «Mi filosofía es ser útil, y cuando empecé a coleccionar sólo tenía claro que quería generar un cambio para mejor».
Con esta filosofía por bandera, Lumbreras ha puesto en marcha en su localidad natal el proyecto de toda una vida; ‘Collegium’, con el que no sólo pretende exponer piezas de diferentes artistas, sino articular ideas, pensamientos y cuestionamientos a través de ellas. «Siempre había tenido la iniciativa en mente, pero nunca pensé que Arévalo sería el lugar en el que asentarla», apunta, y aclara que quien le animó a establecerla en la villa fue Ricardo Ungría, ex alcalde del municipio. «Durante una comida me planteó la idea, pero al principio lo tomé por loco porque pensaba que ¿quién iba a venir hasta aquí para ver obras de arte? Sin embargo, invité a comisarios, directores de museos y artista a conocer Arévalo y a todos les maravillaba. Entonces había dos opciones; o estaban todos locos o ellos veían algo en ese momento que yo no. Y cuando comprendí lo que les hacía sentir puse en marcha todos los trámites».
Arte como sinónimo de felicidad
El proyecto ‘Collegium’, que se ubicará en el antiguo colegio Jesuita de la villa -junto a la iglesia de San Martín-, se encuentra en proceso de estudio para el comienzo de las obras de rehabilitación y construcción, que según calcula su promotor, llevarán unos tres años. Javier Lumbreras revela que el complejo museístico estará compuesto por entre once y doce edificaciones unidas entre sí por un laberinto de escaleras y salas, y que cada una de ellas tendrá una finalidad. «A través de seis plantas queremos unificar lo nuevo y lo antiguo, de tal forma que ‘Collegium’ no sea sólo un museo, sino también un lugar en el que investigar, producir y promover el arte».
Por ello, habrá unos espacios dedicados a la investigación de esta disciplina y otros a la producción. En estas últimas Lumbreras explica que la idea es «recuperar antiguas artesanías y que en este proceso sean los propios artistas quienes enseñen a trabajar la forja, la cerámica, el barro o la piel, generando conceptos nuevos que se puedan aplicar en ellas».
«Las sociedades que tienen mayor interacción entre sus miembros y una actividad vibrante y constante son más longevas y felices»
Del mismo modo, también habrá cabida para exposiciones temporales y permanentes, «así como un recorrido que ponga en valor la historia del colegio Jesuita fundado a finales de 1500». El objetivo es «poner el arte al servicio de la sociedad a través de un proyecto cultural que cree una convivencia social y una comunidad», ya que según afirma el coleccionista «desde el punto de vista de la psicología, está probado que las sociedades que tienen mayor interacción entre sus miembros y una actividad vibrante y constante son más longevas y felices».
Primeros pasos
En la actualidad se puede visitar la muestra ‘Sustancia-Sustancias’, de la que Lumbreras habla con ilusión y erudición, ya que según expresa, el diálogo que existe en esta exposición entre ‘Los Caprichos’ de Goya y las obras de artistas contemporáneos de 16 nacionalidades es la definición perfecta de lo que es el arte. «Es increíble como composiciones de hace trescientos años complementan a la perfección con las creaciones actuales y que en ambos casos se pueden hacer interpretaciones de raza, inclusión, género, sexualidad y metaverso que son totalmente válidas en la vida actual, pero que también lo eran entonces».
El arevalense considera que cuando se contemplan los grabados «se puede jugar con el mensaje que Goya quiso transmitir con ellos y que hoy sigue estando muy vigente, y que eso mismo también te lo permite el arte contemporáneo, en el que constantemente es posible reinterpretar», una actividad que, según manifiesta, es un método de empatizar con el otro y con lo que este quiere transmitir, dando a los usuarios una visión menos lineal, abriendo sus fronteras y haciéndolos más tolerante.
«Interpretaciones de raza, inclusión, género, sexualidad y metaverso se pueden hacer tanto en el arte contemporáneo como en el de hace trescientos años»
‘Sustancia-Sustancias’, que cada fin de semana recibe a cientos de visitantes, estará disponible hasta el 12 de junio, cuando dará paso a ‘Doblad mis amores’, una exposición comisariada por Chus Martínez en la que se podrán ver las obras de siete jóvenes artistas contemporáneos que producen en el entorno rural y que, en palabras de Patrick Charpenel, actual comisario, «es una muestra que se va a adelantar al museo Reina Sofía a la hora de presentar los valores de la España del mañana».
Javier Lumbreras, a quien el arte apasiona y cuyos ojos brillan al explicar los sentimientos o las impresiones que las obras despiertan en él, considera que con proyectos de este tipo y de la colaboración entre lo público y lo privado –sin ánimo de lucro-, se puede cambiar el concepto de España vaciada o desaprovechada, poniendo en valor la cultura que vive en municipios como Arévalo y dando al arte la oportunidad de crear comunidad y de erigirse como inspirador de vida.