El fervor de Eurovisión vive dentro de un medinense
Desde hace diez años Jorge Nogales acude a la cita eurovisiva sin falta, llevando el nombre y la bandera de Medina por todo el panorama internacional al tiempo que vive un sueño
Medinense desde la cuna y eurofan desde el 98, Jorge Nogales lleva una década recorriendo el continente al tiempo que cumple un sueño, y es que este joven lleva el fervor eurovisivo tan dentro que desde que tiene uso de razón ha seguido de cerca el certamen internacional, empapándose de todos los detalles, hasta que en 2011 consiguió «por fin» asistir a su primer festival.
Su madre fue quien le transmitió el gusto por este concurso, ya que desde que ella era pequeña la fecha de celebración de Eurovisión era una cita ineludible ante el televisor, haciendo sus propias puntuaciones para intentar adivinar quién sería el ganador; una costumbre que transmitió a sus hijos, sembrando la semilla del interés por esta muestra del talento nacional de cada país y que ellos han avivado hasta convertirla en su afición principal.
Nogales explica que, con la popularización de internet y el fácil acceso a la información que esto supuso, comenzó a investigar más profundamente acerca del festival, visionando ediciones antiguas y «cogiéndole aún más el gusto». «Eso marcó un punto de inflexión en el que me di cuenta de que ya estaba dentro y era un eurofan en toda regla, y de ahí es muy difícil salir», comenta risueño.
Con el paso de los años fue conociendo gente y haciendo contactos que le explicaron cómo podía conseguir las entradas y el alojamiento para asistir, y se convirtió en miembro de O.G.A.E. y AEV España, asociaciones vinculadas al certamen que se encargan de facilitar dichos trámites a los socios. «Gracias a ellas conseguía los pases de fan y de prensa, pues además de llevar un blog sobre Eurovisión junto a mi hermana también colaboro con Europa FM en un programa sobre las novedades del concurso, preselecciones, representantes de cada país, etc.», revela.
En 2011 consiguió cumplir por primera vez el sueño de sentarse ante el imponente escenario en el que minutos más tarde tendría lugar ‘la magia’, y que se celebró en la ciudad de Düsseldorf (Alemania). «Es algo impresionante. Siempre me gusta compararlo con lo que siente un aficionado al ver un partido de final de su equipo favorito. A día de hoy se me pone la piel de gallina al escuchar el Te Deum, es decir, el himno de Eurovisión, e incluso sólo al pensar en él», explica y apunta que se siente «un privilegiado» por poder vivir algo que le gusta tanto. Jorge lleva a la espalda diez festivales, y sólo le han puesto falta en el de Rotterdam, cuando la situación epidemiológica dificultaba los viajes.
«Asistir al festival es como ver el partido de final de liga de mi equipo favorito; algo impresionante»
El medinense señala que Eurovisión «no es sólo la gala de mayo», sino que el que es eurofan lo vive durante todo el año. «El año eurovisivo comienza el 1 de septiembre, cuando se abre el periodo de presentación de candidaturas, y los aficionados nos felicitamos el año por redes sociales, de hecho, yo estoy en la puesta de la bandera de San Antolín y al mismo tiempo comento en redes». Desde ese momento, los seguidores del concurso ya van averiguando cuándo serán las fechas de las preselecciones de cada país y, si quieren, pueden comenzar a organizar su asistencia a estas citas y a la de mayo. Pero, hasta ese momento, desde las asociaciones se crean contenidos, entrevistas en directo por la plataforma de vídeos YouTube, congresos… «lo que intentamos es hacer una cobertura todo el año para que la gente esté al tanto de las novedades en este mundillo».
Nogales comenta que desde su primer festival la situación para los fans «ha cambiado mucho»; «ha subido el importe de las entradas a precios desorbitados, y lo que antes incluía nueve sesiones –entre semifinales, final, ensayos…- ahora se reduce a tres multiplicando el coste por cinco, y la visión del eurofan es de monedero andante».
El medinense explica que hace años el respeto a esta comunidad era «increíble» pero que desde hace un tiempo la externalización de algunos servicios dentro de la propia organización del festival ha hecho que incluso la prensa fan pierda algunos de sus derechos. «Es una manera de censura en la que quieren limitar casi hasta las opiniones de qué artistas te gustan más», puntualiza.
«La buena posición de Chanel va a hacer que a la gente le pique el gusanillo por el festival»
Por ello manifiesta que asistir a las preselecciones –en España el Benidorm Fest- es una alternativa «mucho más asequible» y admite que aún no sabe si irá al festival que se celebra en mayo en Liverpool, pero que ya tiene todo comprado para ir a Benidorm y al Melodifestivalen, su homólogo sueco.
«Este certamen es desde el año pasado el lugar donde se selecciona la canción española, pero también sirve de lanzadera para muchos artistas noveles, y para 2023 hay unas expectativas grandísimas. Se ha pasado de no tener nada a contar ya con 18 cantantes con registros muy diferentes entre sí, unos son conocidos como Agoney, Alfred o el grupo Meler, algunos que repiten como Blanca Paloma y otros nuevos, pero que todos ellos te hacen pensar que puede salir un representante muy potente», declara.
Años oscuros
La presencia de España en el certamen internacional ha evolucionado de manera notable durante los años, algo que no ha pasado desapercibido para las personas que lo siguen desde cerca. Jorge sostiene que en los años de crisis «había mucho desinterés por ganar», pero también «dejadez por parte de la organización», ya que no se trabajaba por seleccionar un portavoz nacional «en condiciones». «Ahora mismo esa tendencia ha cambiado y todos van a una, aportando lo que tienen y lo que saben, y eso influye de manera muy positiva en la representación española en el festival».
«Después de Eurovisión hay que seguir arropando a los artistas»
Jorge explica que algo parecido ocurrió con la edición de niños, pues hubo un movimiento que declaraba que este tipo de competiciones denigraban la imagen de los menores, «y como existía esa falta de interés agachamos la cabeza y nos retiramos hasta 2019 que hemos vuelto a participar». Señala que con Carlos Higes teníamos posibilidades de estar en el top 3, aunque finalmente fue en el top 10, ya que el joven valenciano se hizo con el sexto puesto. «Todo ello evidencia que en España tenemos artistas, incluso muy jóvenes, de un talento incalculable y con este tipo de festivales lo demostramos».
Con el comienzo del año la vista ya está puesta en el concurso de mayo, pero hasta que este llegue el punto de mira se encuentra en Benidorm. «La buena posición de Chanel el año pasado y las expectativas van a hacer que a la gente le pique el gusanillo por esta cita previa. Hay muchas ilusiones puestas aquí y esperamos que salga una candidatura que guste y que se siga la tendencia de 2022», puntualiza, y añade que es primordial que los fans y la comunidad entera entienda que «si se queda bien, genial, pero si se queda mal no importa porque lo fundamental es que sea una participación digna». «Hay vida después del festival y hay que seguir arropando a los artistas, tanto los que van a Benidorm como el que va a Eurovisión, son personas y hay que animarles a que sigan creciendo, porque destruir a la gente por no alcanzar un buen puesto en un concurso no sirve para nada», sentencia.